Germán

Usted murió el 8 de agosto de 2003 al final de la noche: nos lo repetimos todos, una y otra vez, para tratar de entenderlo. Sufrió el último de sus ataques de asma, el único ataque de golpe, en el peor de los climas posibles. Se dirigió paso por paso hacia la muerte, si uno lo piensa con cuidado, porque había conseguido lo único que le faltaba: pensar un poco, sólo un poco, en usted mismo. Nunca perdió el tiempo en rencores, no dejó cabos sueltos ni conversaciones pendientes por el camino. [Leer más]

El Pollito. “Mi Pollito”

El Pollo vino al mundo con una misión concreta: hacer felices a quienes lo rodearon. Hizo feliz a su familia desde el primer momento en que abrió los ojos por primera vez. Yo tenía sólo 10 años. Y entonces el Pollito se convirtió en mi Pinocho de carne y hueso. Yo le ayudaba a mi mamá en todo: darle el tetero, cambiarle los pañales, bañarlo y vestirlo. Tanto así que mis papás se conmovieron y a pesar de mis pocos años me dieron el regalo de ser la madrina del Pollo. Desde ese momento desarrollé una relación de complicidad con él. En los años del colegio yo le ayudaba con sus tareas. Le leía cuentos (las historias de gnomos eran sus favoritas cuando era chiquito) y le hablaba de mis autores favoritos. [Leer más]

Carta para Germán

Nuestro Germán, Pollo, Pardito, Germancito, Germi, Germinené no puede estar muerto. Esa es la frase que todos los que lo conocimos nos repetimos todo el tiempo. No puede ser. Es absurdo. Tiene que ser un mal chiste. Pero también, pensamos que todo y nada pueden pasar ahora. Tengo que confesar que he intentado escribir estas líneas desde que Germán se nos fue, y la verdad, un bloqueo mezclado con incredulidad no me lo permitió antes. [Leer más]

Poema en Terranía

Dios mío: envíale a Germán Pardo García-Peña, que apareció en Bogotá el 14 de enero de 1976, y desapareció en paz, en Honda, el 8 de agosto de 2003, el eco de esta oración por el regreso del mundo, que elevo a unos centímetros de su retrato. [Leer más]

Despedida

La mayor virtud de un ser humano es la bondad y Germán Pardo fue un hombre bueno. Por eso lo recordaremos siempre. Pero también, por su entusiasmo sin límites y sus valiosos y generosos aportes a este proyecto de 8½. El vacío que deja es muy grande. [Leer más]

Biografía publicada en El Aguilucho de 1995

Al parecer, los mundos aparecen por obra y gracia de una serie de explosiones. Por obra y gracia de los terremotos, las tormentas, las lloviznas, las grietas interminables, por obra y gracia de los calores y los fríos soportables e insoportables, se esculpen los paisajes que observamos. [Leer más]

Carta para Germán

No es tan fácil aceptar que usted se fue. Todavía, a pesar de que no lo veo ni lo oigo hace más de un mes, no puedo entender que usted no va a volver. De verdad que a veces creo que está de viaje, pero cuando quiero contarle lo que me está pasando me doy cuenta que no dejó ningún teléfono para llamarlo, ni ningún mail para escribirle. De todas maneras quiero escribirle, quiero acordarme de las cosas que viví con usted. [Leer más]

Germán Pardo García-Peña

No es preciso leer como leyeron con clara voz Heráclito y Manrique, para entender, como ellos, que la fuente puede secarse en seco. En un puerto candente cuyo río, más que el fluir arrastra hondo estertor cautivo entre las piedras, rocas que atajan plenas el despertar del aire, el esfuerzo de un hombre que luchaba por no decir a medias las palabras, por eludir el fárrago del turbio mercader de lo sublime, a medio andar se queda -y vivo- entre las peñas. [Leer más]