Cuenta la inesperada historia de amor entre una anónima artista contemporánea, Christine Jesperson, que se atreve un día a entregarle sus obras a la imponente jefe de una galería, y un desequilibrado vendedor de zapatos, el recién separado Richard Swersey, que hace lo que está a su alcance para ser un buen padre de dos hijos solitarios en un tiempo en el que todo puede ocurrir por Internet, en un barrio en el que la sexualidad no se detiene, en una época de su vida en la que ni siquiera sabe bien si quiere estar vivo. El mundo sucede a espaldas de estos dos, de Christine y de Richard, que no aspiran a mucho más que a recobrar los nervios perdidos: nunca se enterarán de los juegos de esas dos adolescentes que coquetean con aquel solterón ni se podrán reír de las frases del chat pornográfico que une a un niño inocente con una señora extraviada, pero no enterarse es, a veces, el camino más seguro a la tranquilidad.
Tú, yo y todos los demás es la primera
película de la artista norteamericana Miranda July. Que tras superar su
infancia en Barre, Vermont, en donde nació el 15 de febrero de 1974, decidió
convertirse en escritora como sus dos padres. Primero hizo teatro, en Berkeley,
California, en el club 924 Gilman. Después se mudó a Pórtland, Oregon, para
ensayar el arte del performance. Y desde allí, convertida en una fábrica de
historias, publicó cuentos, novelas, obras multimedia, álbumes de música pop y
una especie de revista en video que recopilaba cortos filmados por mujeres. Tú, yo y todos los demás, que recibió
Su carrera es, si se piensa, el resultado de un gesto valiente: el gesto de decir lo que se ha visto. Y se repite en esta pequeña película, cargada de humor, cargada de compasión, de la que se sale profundamente agradecido.