Burn After Reading
Calificación: **1/2. Titulo original: Burn After Reading. Año de estreno: 2008. Género:
Comedia. Guión y Dirección:
Joel Coen y Ethan Coen. Actores: George Clooney, Frances McDormand, Brad Pitt,
John Malkovich, Tilda Swinton, Richard Jenkins.
Los hermanos Coen tienden a
filmar, mientras se les ocurren películas brillantes como De paseo con la muerte (1990), Barton
Fink (1991), Fargo (1996), El hombre que nunca estuvo (2001) o Sin lugar para los débiles (2007),
pequeñas comedias sobre idiotas muy idiotas que se creen muy astutos. Por
supuesto: todo lo que hacen los Coen funciona bien, de alguna manera, en ese
mundo paralelo que han ido creando de largometraje en largometraje. Sin embargo
en los terrenos del humor, cuando descansan de narraciones más graves, el
resultado puede ser una maravilla deslumbrante como Educando Arizona (1987) o ¿Dónde
estás, hermano? (2000) o una bobada desconcertante como El amor cuesta caro (2003) o El quinteto de la muerte (2004). Quémese después de leer, la más reciente
humorada de los dos hermanos, está mucho más en el segundo grupo que en el
primero: se trata de un relato ingenioso que entretiene, pero que no logra
transmitir por qué debía ser contado.
Todos
sus personajes son tan idiotas y tan mezquinos que cuesta más de la cuenta ponerse
de su lado. La historia no les sucedería si no fueran tan idiotas y tan
mezquinos, es cierto, pero los giros gratuitos, las coincidencias exageradas y
los enredos forzados de farsa elegante que no viene al caso, no les dan tiempo
de hacer un simple gesto humano que los rescate del infierno al que van a dar
las malas caricaturas. El delirio comienza con el despido de un investigador de
la CIA, Osbourne
Cox, “por problemas de alcohol”: por cuenta de esa destitución, y de las
memorias reveladoras que Cox se empeña en escribir, caen, en una absurda
carrera contra el tiempo, la gélida esposa infiel, Katie, que lo odia por
mediocre; el tipo anodino con el que ella le pone los cuernos, Harry Pfarrer,
un funcionario gris del Departamento del Tesoro; el profesor más joven y más
tonto de un spa, Chad Feldheimer, que cree que puede hacerse millonario cuando
se encuentra un CD que contiene la autobiografía del ex agente; y la veterana
instructora del gimnasio, Linda Litzke, que ayuda a su torpe colega a llevar a
cabo el chantaje porque anda obsesionada con hacerse un par de costosas
cirugías plásticas.
Y
el desastre da risa. Y pone a pensar que si somos capaces de las peores
barbaridades es porque la estupidez es parte fundamental de la esencia del
hombre. Pero se deja atrás demasiado pronto: poco importa.
Una
película floja de los Coen es, no obstante, una película decorosa que deja
varias cosas memorables. De Quémese
después de leer quedarán las actuaciones valientes de un elenco de
estrellas que no le teme a hacer el ridículo, la secuencia tensa en la que
muere uno de los protagonistas y la nostálgica mirada cinéfila a un mundo
norteamericano, anclado en los ideales paranoicos de los años cincuenta, que se
resiste a reconocer que cada vez es más difícil saber quién es el enemigo.