Perro come perro
Calificación: ***. Título original: Perro come
perro. Año de estreno: 2008. Guión y Dirección: Carlos
Moreno. Actores: Marlon Moreno, Oscar Borda, Álvaro Rodríguez, Blas
Jaramillo, Paulina Rivas.
El rumor de finales del año
pasado, entre la gente dedicada a las películas, era que la alta calidad de Perro come perro iba a dejar a todos sin palabras. El corto
promocional, que desde ese entonces podía verse en Internet, parecía confirmar
que se trataba de una obra de primera. Sólo faltaba que los espectadores dieran
su visto bueno. Y así fue: en enero de 2008 fue muy bien recibida en el
festival de cine independiente de Sundance; en febrero fue presentada a
pequeños grupos de la prensa especializada con la valentía que suelen tener las
buenas obras cinematográficas; y en marzo recibió el premio al mejor actor en
el XXIII Festival de cine de Guadalajara. La verdad, más allá de las noticias,
es que se trata de un relato tenso que jamás aburre al auditorio, que sabe muy
bien lo que quiere y que lleva al público por el bajo mundo como a turistas que
regresarán a sus vidas en paz, sin líos en la cabeza, con un par de secuencias
como souvenires.
Esto
es lo que pasa cuando se ve Perro come
perro: se siente cierta fascinación por esas imágenes escabrosas, perdidas
en el calor agobiante del Pacífico, que mucho tienen que ver con brujería; se
vuelve a creer en fantasmas; se regresa a esa Cali tenebrosa que parece el
cementerio de los muertos vivientes; se admiran las actuaciones iracundas de
los cinco protagonistas; se pierde la concentración cuando, en la mitad de la
aventura, la banda Superlitio se anima a cantar el título de la producción; se
descubre, si se ha visto mucho cine norteamericano en estos días, que ya se
sabía hacia donde iba a girar esa trama; se sospecha, de paso, que esa trama ha
dado un giro de más; pero se disfruta la velocidad con que avanza la historia,
se valora la estética de cómic que se toma las imágenes y se sufre de verdad
por la suerte de su torpe protagonista, un criminal de poca monta llamado
Víctor Peñaranda, desde que se roba el dinero de un empresario oscuro al que le
dicen El orejón (quiere darle un mejor futuro a su hija) hasta que se ve
obligado a convertirse en un monstruo para defenderse de todos los hombres que
pretenden cobrarle sus errores.
De
eso se trata, en la superficie, esta entretenida película de suspenso: de la
lucha a muerte por una bolsa llena de dinero. Pero si se va hacia el fondo, si
se piensa, de entrada, en el título que le ha puesto su director, lo más
probable es que se trate de esa escalofriante capacidad que tenemos para
olvidar que la vida del otro es otra vida.
Una nota al pie para cerrar: ya que
mencionamos al autor de Perro come perro,
el realizador caleño Carlos Moreno, responsable de una serie de comerciales,
cortometrajes y video clips antes de filmar este relato nervioso, vale la pena
dejar constancia de que el cine colombiano ha logrado convertirse, en la década
que está terminando, en una tierra prometida en la que serán bien recibidos los
narradores con talento.