Kung Fu Panda
Calificación: ***. Titulo original: Kung Fu Panda.
Año de estreno: 2008. Género: Dibujos animados. Dirección: Mark Osborne, John Stevenson.
Guión: Jonathan Aibel y Glenn Berger. Voces de: Jack Black, Dustin Hoffman, Jackie Chan, Angelina Jolie, Ian
McShane, Lucy Liu, David Cross, Seth Rogen, Randall Duk Kim.
Es la historia del personaje
apocado que se vuelve un héroe contra todos los pronósticos. Como Rocky. Como
el Karate Kid. O como Shrek. Esta vez se trata de un torpe oso panda, Po, que
sueña con convertirse en un poderoso combatiente de las artes marciales, pero
que pasa su tiempo sirviendo sopas de fideos en el restaurante de su padre. Por
una serie de equivocaciones, Po terminará metido en el templo en el que el gran
maestro Shifu, bajo la mirada de la sabia tortuga Oogway, prepara a cinco
extraordinarios candidatos (a la tigresa, el mono, la víbora, la mantis y la
grulla) para que alguno se convierta en el legendario guerrero dragón que
tendrá en sus manos el gran secreto del kung fu. Ya que “las coincidencias no
existen”, el perezoso panda resultará fundamental a la hora de salvar al Valle
de la paz de los violentos ataques de un antiguo aprendiz de Shifu que responde
al nombre de Tai Lung.
La
entretenida Kung Fu Panda es otra
proeza en términos de animación digital. Pero, como los espectadores del mundo
hemos superado ya la etapa de asombro en relación con este tipo de películas,
como ya no nos descrestan los pequeños detalles que se pueden dibujar gracias a
los avances de la tecnología, hace lo mejor que puede para contar la misma
historia de siempre de una manera que nunca se haya visto. Para empezar,
traslada la acción a un territorio que se ha visitado pocas veces en el cine
occidental: sucede en una villa en la
China antigua semejante a la que fue explorada en 1998 en
aquella obra de Disney titulada Mulan. Recurre
a un grupo de animales, emblemáticos en esa cultura, que no suelen protagonizar
los relatos de niños. Y por medio de un par de secuencias de animación
tradicional, y gracias a una serie de guiños a toda esa corriente de estupendas
producciones de “wire fu” que aparecieron tras el estreno en 2000 de El tigre y el dragón, homenajea un
género complejo que conocen bien unos pocos coleccionistas.
El
mensaje, no obstante estos innegables rasgos de originalidad, es el mismo
mensaje confuso de tantas aventuras de superación personal: lo más importante
es creer en uno mismo. Y bueno: hay que valorar el presente, huir de la
arrogancia, agachar la cabeza ante el destino.
A
los espectadores, gracias a Dios, todo esto les tendrá sin cuidado. Kung Fu Panda es, además de un buen
negocio, aparte de una historia de autoayuda, un verdadero servicio social. Los
niños disfrutarán enormemente a ese entrañable personaje que es Po. Se reirán
de lo poco preparado que está para ser un gran guerrero. Se sentirán
identificados con la emoción que siente ese oso aparatoso, que no encaja en ninguna
parte, cuando se encuentra cara a cara con sus ídolos. Y pasarán un buen rato
al lado de sus acompañantes de siempre, sus padres, que también se han ido
acostumbrando a estas comedias bien hechas que tienen chistes para todos.