Inteligencia artificial

Calificación: ****. Título original: Artificial Intelligence. Año de producción: 2001. Guión y Dirección: Steven Spielberg. Basado en un cuento de Brian Aldiss y el tratamiento de Ian Watson y Stanley Kubrick. Actores: Haley Joel Osment, Jude Law, Frances O'Connor, Sam Robards, William Hurt, Jake Thomas. Voces de Robin Williams, Ben Kingsley, Chris Rock y Meryl Streep.

Steven Spielberg siempre nos había pedido que sintiéramos compasión por sus personajes, pero nunca, como ahora, ése había sido un trabajo tan difícil. Entendíamos sin ningún problema la angustia del comisario ante el tiburón, los divertidos peligros que acechan a Indiana Jones, la irredimible soledad que Elliot comparte con el extraterrestre, el derrumbe de los valores del niño que soporta un campo de concentración, la dolorosa frustración de la negra Miss Celie, la impotencia del esclavo Cinqué, el ataque nervioso de Schindler y el vergonzoso temblor del capitán Miller. Resulta mucho más complicado, claro, aceptar que la historia de David –un niño robot del futuro que para conseguir el amor de su madre adoptiva aspira a convertirse en ser humano- nos ocurre, de alguna manera, a todos nosotros.   

Pero esa es nuestra responsabilidad como audiencia: debemos estar a la altura del director y, pase lo que pase, tenemos que ponernos en el lugar de David. Se nos pedirá ir al futuro, aceptar un tiempo en el que los océanos llegarán a los últimos pisos de los edificios, imaginar el terrible final de la humanidad y acompañar al triste niño robot mientras descubre, en la oscuridad de un bosque de fábula, que es la búsqueda del amor correspondido la que nos hace seres humanos, y nosotros, en estado de alerta, tendremos que cumplir nuestra parte y reconocer que así es, en resumidas cuentas, la vida que vivimos. 

Inteligencia artificial es, desde la imagen de los mares violentos hasta el plano general de la casa, una película de Steven Spielberg. Sí, Stanley Kubrick trabajó en ella durante varios años y soñó con filmarla como respuesta a su odisea en el espacio, pero él mismo, después de innumerables discusiones y varias llamadas por cobrar, llegó a la inevitable conclusión de que el único hombre que podía dirigir esa historia era Steven Spielberg. Eso le dijo, esa fue la labor que le encomendó unos meses antes de su muerte. Que contara, con su mirada de siempre, el vía crucis de un Pinocho, con hada azul y todo, que ha sido programado para sentir un amor inquebrantable. 

Y así fue. Spielberg se encerró durante tres meses y escribió, en tres partes, la misma historia que ha contado desde el comienzo: la de alguien que trata de recobrar su humanidad, sueña con descubrir su identidad y aspira a recibir, de vuelta, el amor que le ha entregado a su mundo. Le dio la vuelta a la historia de Pinocho: el títere ya no se haría niño cuando diera la vida por los demás, sino cuando los demás la dieran por él. Filmó cada secuencia como si tuviera que deshacerse del fantasma de Kubrick y, como prueba de su genio, inventó un osito mecánico que produce ataques de risa y le entregó casi todas las escenas a la asombrosa actuación de Haley Joel Osment, a la temerosa mirada de su cámara y a la comprensiva música de John Williams. El resultado es una discutible, decepcionante, fascinante, escalofriante e imborrable obra maestra que, como Encuentros cercanos del tercer tipo o 2001, odisea en el espacio, exige demasiado, resulta difícil de digerir  y, en vez de separarnos del mundo y sus problemas, confunde, inquieta, molesta y deja la cabeza llena de preguntas.   

Que pase ya la página quien quiera llegar a sus propias preguntas sin respuesta, quien imagine que lo que sigue le dañará la película. Porque, cuando termina Inteligencia artificial, uno duda de todo lo que ha visto. ¿Qué sentido tiene ese largo final?, ¿quiere decir que lo único que quedará de la humanidad, después de todo, será su persistencia, su búsqueda, su ceguera?, ¿es cierto que Dios creó a Adán para que lo amara a Él?, ¿creerse Dios no ha sido siempre la desgracia del hombre?, ¿no es esa la conclusión que se saca de los mitos del paraíso perdido y la torre de Babel?, ¿qué responsabilidad tenía el doctor Frankenstein sobre su criatura?, ¿es verdad que la felicidad sólo dura un día?