Calificación: **. Titulo original: Nacional Treasure: Book of Secrets. Año de estreno: 2007. Dirección: Jon Turteltaub. Guión: The Wibberleys. Actores: Nicolas Cage, Diane Kruger, Justin Bartha, Ed Harris, Jon Voight, Helen Mirren, Harvey Keitel, Bruce Greenwood.
Todo parece indicar que, desde el punto de vista de los negocios, no existe en el Hollywood de hoy otro productor tan claro en sus cosas como Jerry Bruckheimer. Tampoco existe otro (bueno: quizás estén los tres gestores de DreamWorks) que deje una marca de estilo en las obras que produce. Los largometrajes que ha impulsado Bruckheimer, desde Flashdance hasta la trilogía de Piratas del Caribe, desde Top Gun hasta la serie de televisión CSI, tienen en común secuencias de acción abrumadoras, actores que uno no puede creer que se hayan prestado para semejantes tonterías y relatos inverosímiles (éxitos de taquilla ajenos reciclados hábilmente) que en el mejor de los casos, si uno se enfrenta a ellos con las defensas abajo, resultan más o menos entretenidos.
Eso sucede con esta segunda parte de La leyenda del tesoro perdido. Que ha recaudado en el mundo, en apenas dos semanas, 230 millones de dólares. Sus escenas de acción, medio en chiste, medio en serio, se encuentran adornadas por efectos especiales de quitarse el sombrero. Ya que no tienen personajes para interpretar, los miembros de su elenco, gente como (oigan esto) Nicolas Cage, Ed Harris, John Voight, Helen Mirren y Harvey Keitel, parecen una nueva donación a la colección Bruckheimer de trofeos. Y su trama, que obliga a un Indiana Jones de segunda división a enfrentar una conspiración tipo El código Da Vinci, sólo interesa si se asume que la incoherencia, la edición de videojuego y el humor fácil son cuestiones de estilo.
Que sí son. Bruckheimer sabe lo que hace. No cualquier productor de Hollywood resiste, en pie, una carrera de más de treinta años.