Escondido

Calificación: ***1/2. Título original: Caché. Año de estreno: 2007. Guión y Dirección: Michael Haneke. Actores: Daniel Auteuil, Juliette Binoche, Maurice Bénichou, Lester Makedonsky.  

La primera es una imagen incómoda. Uno se voltea a ver a sus vecinos de asiento, en la sala de cine, para confirmar que están viendo lo mismo: la fachada de una casa en un barrio de clase media de París. Es la casa de los Laurent: Georges, el padre, presenta un conocido programa de televisión sobre libros; Anne, la madre, protege a su familia de los restos de barbarie que han quedado en el mundo; y Pierrot, el hijo, trata de llegar tarde a una casa que parece habitada por novelas prestigiosas más que por personas. Si uno entra al hogar de estas personas, si pone, por ejemplo, un pie en aquel comedor rodeado de bibliotecas, entiende de una vez que se trata del refugio de una familia de intelectuales. Saben de vinos. Pueden citar autores en el momento preciso. Pueden reírse de la incultura ajena. Pero no saben qué hacer (la sofisticación se les refunde) cuando encuentran en la puerta de entrada un video que contiene una sola imagen: la imagen de la fachada de su propia casa.

Es entonces, cuando los Laurent descubren que alguien los está observando, que comienza esta película perturbadora: Escondido. Desde ese momento, desde que ese video entra en escena, la historia será una angustiosa cadena de ataques a la familia protagonista. Alguien está dispuesto a recordarles que no están a salvo. Alguien que los conoce más de la cuenta. Y así, de video en video, de llamada anónima en llamada anónima, Georges, el culto Georges, se verá obligado a revivir los peores días de su pasado, tendrá que preguntarse si uno debe hacerse responsable de algo de lo que no se siente culpable y hará lo posible para no perderse en miedos viscerales que lo harán ver más como un animal acorralado que como el presentador de un programa de televisión sobre libros. Su familia, mientras tanto, comenzará a naufragar como si sólo estuviera hecha para la rutina.

Escondido puede ser vista, si se quiere, como una serie de preguntas sobre la vida de hoy en los países europeos que alguna vez dominaron el mundo: ¿sus habitantes están dispuestos, en verdad, a ver a los inmigrantes como prójimos?, ¿siglos de cultura les han servido para algo más que para convertir el miedo en paranoia? Escondido puede ser vista, mejor dicho, como la versión europea de Cabo de miedo. Y puede explicarnos, de paso, algunas diferencias entre las dos culturas: una familia francesa acosada por un sofisticado monstruo invisible no es lo mismo que una familia norteamericana perseguida por un asesino en serie con ínfulas de ángel exterminador. Tienen, por supuesto, algo en común: las dos se habrían ahorrado el horror, podría pensarse, si le hubieran dedicado su tiempo a ser una familia.

El final de Escondido dejará a muchos en el aire. Será eso, precisamente, lo que el director Michael Haneke querrá que suceda. Que la trama de siempre nos deje esta vez llenos de interrogantes.