Calificación: **. Titulo original: Gray Matters. Año de estreno: 2006. Guión y Dirección: Sue Cramer. Actores: Heather Graham, Thomas Cavanagh, Bridget Moynahan, Molly Shannon, Alan Cumming, Sissy Spacek, Rachel Shelley.
No es, para comenzar, una disparatada comedia romántica. Sino, en la tradición de la estupenda In & Out, el retrato más bien mediocre de una mujer que aprende muchas cosas de sí misma en el momento en el que menos lo espera. Se llama Gray. Es una neoyorquina neurótica a la que se le van los días trabajando en sofisticadas campañas publicitarias, se le van los ratos de ocio discutiendo sus inseguridades con una sicoanalista poco convencional, y se le van las noches bailando con su hermano Sam, el amor de su vida, hasta convencer a todo el mundo de que en realidad son novios. Quizás lo mejor que tiene es que ha sido encarnada por Heather Graham, la pobre Heather Graham, que ha filmado decenas de películas pero sólo en muy pocas (sólo en Boogie Nights y Bowfinger) ha tenido buenos personajes para interpretar.
Gray es, sea como fuere, un buen personaje. Es, de hecho, el único personaje de Besando a Charlie. Aunque la historia promete más, aunque en un principio parece ser también la historia de ese hermano que no se ennovia por estar al lado de su hermana, hacia la mitad de la proyección es claro que lo único que nos debe interesar es que Gray esté en paz dentro de ella misma. Y entonces nos sentimos un poco engañados. Y el humor nos resulta un poco forzado. Y el gran triángulo amoroso que se anuncia desde los afiches, que se banaliza en los cortos promocionales para venderles el drama a los incautos, no aparece por ninguna parte. Queda, nada más, el valioso intento de contar una pequeña aventura personal. Y otra vez: es demasiado tarde a esas alturas