Calificación: *. Titulo original: Basic Instinct 2. Año de producción: 2006. Dirección: Michael Caton-Jones. Guión: Leora Barish y Henry Bean, basado en personajes creados por Joe Eszterhas. Actores: Sharon Stone, David Morrissey, Charlotte Rampling, David Thewlis, Hugh Dancy, Indira Varma.
Tiene cierto encanto ver películas malas. Pero ver esta, la patética segunda parte de aquella extrañísima superproducción de serie B, Bajos instintos (1992), que se salvó del olvido por cuenta de la osadía de la actriz Sharon Stone (no sólo paseaba sin ropa por toda la película sino que conseguía crear un personaje memorable en medio de una trama llena de clichés), trae tan pocas recompensas como ver una fila bancaria o una eterna sesión del congreso: elijan la metáfora de "perder el tiempo" que primero les venga a la cabeza. Mientras uno trata de ver Bajos instintos 2, mientras va perdiendo la esperanza de que algo interesante suceda, lamenta profundamente no tener un control remoto para cambiar el canal: estamos ante un largometraje pornográfico sin escenas de sexo, ante una tramposa película de avión (si existiera algo como eso) que se cree un elegante thriller psicológico, ante una trama de suspenso en la que nos da exactamente lo mismo quién es el asesino y quién va a ser asesinado.
Esta vez la protagonista no es Catherine Tramell, la escritora de best séllers que encarna la valiente Stone, sino un psicólogo con cara de oficinista derrotado, el doctor Michael Glass, que hace lo que puede para reprimir el odio que siente por su ex esposa. Tramell, hoy día una matrona, se valdrá de las vicisitudes del doctor Glass para escribir su nueva novela, será la mujer fatal que siempre ha sido, y será sospechosa, una vez más, de los crímenes de un asesino en serie, pero se hundirá, poco a poco, con el barco lleno de huecos que es esta aburrida película.