Un papá con pocas pulgas

Calificación: **. Titulo original: The Shaggy Dog. Año de producción: 2006. Dirección: Brian Robbins. Guión: Cormac y Marianne Wibberley entre otros. Actores: Tim Allen, Kristin Davis, Robert Downey Jr., Zena Grey, Spencer Breslin, Danny Glover, Jane Curtin, Phillip Baker Hall, Joshua Leonard. 

No hablemos, otra vez, de la preocupante falta de ideas de la Walt Disney. No comparemos este trabajo inofensivo con los entretenidos originales de los que parte, con El perro humano (1959) encarnado por el magnífico Fred McMurray y El fiscal lanudo (1976) protagonizado por el memorable Dean Jones, ni perdamos el tiempo dándonos cuenta de que incluso las perezosas versiones de televisión, El regreso del perro humano (1987) y El perro humano (1994), resultan mucho más divertidas. Hagamos de cuenta que nadie había contado esta historia. Y preguntémonos, entonces, por qué esta producción mediocre, desabrida, atolondrada, pierde tanto tiempo tratando de explicar lo inexplicable (¿por qué Dave Douglas, ese abogado a punto de ser fiscal, ese padre de familia que se ha concentrado por completo en su carrera, se trasforma en un perro ovejero en los momentos menos esperados?) y por cuánto dinero se  ha prestado semejante elenco a repetir las líneas de un guión soso al que sólo le preocupa engañar al mismo público que convirtió a las nuevas versiones de Doctor Dolittle en sorprendentes éxitos de taquilla.

No importa que sólo funcionen dos chistes de cada diez, que sus actores se entreguen por completo a unos diálogos que no dan en el blanco, que sea esquemática a más no poder, que pierda varias oportunidades para ser una buena película o que sea negligente en el momento de resolver el enredo gigantesco que arma: Un papá con pocas pulgas es, decíamos, un trabajo inofensivo. Lo que pasa es que va siendo hora de que las obras de Disney vuelvan a afectarnos.