Calificación: **1/2. Titulo original: O Casamento de Romeu e Julieta. Año de estreno: 2005. Dirección: Bruno Barreto. Guión: Marcos Caruso, Jandira Martini y Mário Prata. Actores: Luana Piovani, Luiz Gustavo, Marco Ricca, Martha Mellinger, Berta Zemel, Leonardo Miggiorin, Mel Lisboa. Cybele Jacome, Rafael Golombeck, Marine Person y José Vasconcelos.
Esta vez Julieta es una apasionada hincha del Palmeiras (el equipo de fútbol de São Paulo) que fue convertida en socia de aquel club deportivo desde unos meses antes de nacer, y Romeo es un oftalmólogo viudo que lidera las barras de la escuadra rival, el aguerrido Corinthians, siempre que el ánimo decae. Quien desde niño le haya sido fiel a, por ejemplo, los diferentes "oncenos" armados por Millonarios, comprenderá que el dolor de enamorarse de una Capuleto cuando se es un miembro de la familia Montesco no es tan devastador (ni siquiera es comparable) al dolor de enamorarse de una seguidora del Santa Fe: es algo así como el dolor de traicionarse a uno mismo. El desesperado padre de esta nueva Julieta, un abogado que pertenece a las directivas del Palmeiras, resume el conflicto de fondo en la escena más dramática de la película: "ninguna mujer puede ser feliz con un hincha del Corinthians", le dice a su hija con una tristeza que sólo el fútbol puede producir.
Lo más divertido de El casamiento de Romeo y Julieta, una aceptable comedia de enredos con un solo chiste que se repite al infinito, es que los únicos que piensan que es una tragedia son sus personajes. Su director, el brasilero Bruno Barreto, que le ha dedicado toda una carrera a la locura que produce el amor (dirigió Doña Flor y sus dos maridos, Gabriela, clavo y canela y Bossa Nova), tuvo claro, desde el principio, que la idea era reírse de las tonterías que nos separan, montar una ligereza digna de ser vista en un avión de regreso. Y así, como una entretención, debe enfrentarse esta farsa.