Calificación: *. Título original: Charlie's Angeles. Año de producción: 2000. Dirección: McG. Guión: Ryan Rowe, Ed Solomon, John August. Producción: Leonard Goldberg, Drew Barrymore y Nancy Juvoven. Actores: Cameron Díaz, Drew Barrymore, Lucy Liu, Bill Murray, Tim Curry, Crispin Glover, Matt LeBlanc, Tom Green.
Leonard Goldberg, Drew Barrymore y Cameron Díaz querían hacer una nueva versión de la famosa serie de televisión sobre tres investigadoras que, en detrimento de sus vidas privadas, y en nombre de una misteriosa voz sin rostro, son capaces de vencer a cualquier organización criminal. Pensaron en una anécdota –los ángeles de Charlie deben rescatar al diseñador de un software de identificación de voces-, contrataron al tercer ángel –les pareció mejor Lucy Liu que Penélope Cruz-, dieron con un Bosley capaz de hacer reír –el pobre Bill Murray- y encontraron a un director capaz de emocionar al público de Mtv.
Después de 8 meses de producción, 30 versiones del guión y una violenta discusión entre Murray y Liu, las protagonistas se volvieron un insufrible trío de amigas. Y las heroínas, en consecuencia, resultaron ser, en la pantalla, niñas prepotentes que vencen a los enemigos así estén amarradas a una silla, atrapan asesinos invencibles con cadenas de hierro y saltan como gimnastas rumanas cuando el peligro lo exige. Son odiosas. Son casi tan invencibles –casi: a él nadie le gana- como el Tom Cruise de la segunda versión de Misión Imposible, tan creídas –bueno no: nadie esquiva las balas así- como el Keanu Reeves de The Matrix y tan divertidas –o sea: tan tontas- como el Adam Sandler de siempre.
Nadie verá Los ángeles de Charlie en la búsqueda de una obra maestra. Nadie esperará magníficas actuaciones, tramas fascinantes o planos inolvidables. Pero sí le exigirá, como a cualquier película, que no sea un comercial, un video musical o un juego de Play Station. O que sea, al menos, divertida. Y esta no. Esta ni eso. Esta da dolor de cabeza y desespera.