Eterno resplandor de una mente sin recuerdos

Calificación: ***1/2. Título original: Eternal Sunshine of the Spotless Mind. Año de producción: 2004. Dirección: Michel Gondry. Guión: Charlie Kaufman. Actores: Jim Carrey, Kate Winslet, Kirsten Dunst, Tom Wilkinson, Elijah Wood, Mark Ruffalo. 

Quien se sienta perdido en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (es fácil perderse: gran parte de la historia ocurre en la cabeza de un hombre deprimido), puede confiar por completo en la siguiente pista: ese título tan largo en realidad es un verso del poema Eloísa a Abelardo, una reflexión sobre la terquedad del amor (o mejor: una queja formal a Dios por no habernos concedido la capacidad de desprendernos de los otros) escrita por el inglés Alexander Pope al comienzo del siglo XVIII. Quiero decir que, aunque todo el tiempo viaje del presente al pasado con la lógica de las pesadillas, lo que sucede en esta estupenda comedia es lo mismo que pasa en el poema: así como la Eloísa enclaustrada del texto de Pope le ruega al cielo que la libere del fantasma de Abelardo, la vendedora de libros Clementine Kruczynski les pide a los funcionarios de Laguna Inc., una compañía especializada en la materia, que borren de su memoria la dolorosa historia de amor que ha vivido con Joel Barish. Pretende la paz de una mente sin recuerdos.

Pero su novio, igual que Abelardo, se resiste a ser olvidado. Y ha comenzado a descubrir, con la colaboración de los científicos confusos de Laguna, que volveremos siempre a lo vivido.

Eterno resplandor pone en evidencia, en la tradición de tantas obras de Woody Allen, que las comedias románticas terminan cuando la historia acaba de empezar. Su guión, firmado por el mismo Charlie Kaufman de ¿Quieres ser John Malkovich?, parodia las películas del género, juega con las estructuras narrativas que repiten hasta el cansancio ciertas producciones y se atreve a imaginar lo que ocurre en los cajones del cerebro. Sus extraordinarios actores, despojándose una vez más de su condición de estrellas rentables, se pierden en el fondo de los personajes que interpretan: Jim Carrey incorpora todo el dolor que produce el fracaso de un romance, Kate Winslet desaparece en los gestos de la librera impulsiva que quiere deshacerse de esos dos últimos años, Kirsten Dunst se convierte por completo en una mujer que sufre en silencio y Elijah Wood (¿quién iba creer que el antipático Frodo iba a lograrlo?) resulta irreconocible en el papel de un escalofriante enfermero capaz de cualquier cosa.

Quizás lo mejor de todo sea, sin embargo, la dirección de Michel Gondry. El cineasta francés, célebre en el mundo secreto de los aficionados a los videoclips, ha movido la cámara como si filmara un documental y ha editado las secuencias dramáticas como si contara un drama escandinavo, pero en los márgenes de cada escena, sin recurrir a los efectos especiales de ahora, a punta de pequeños trucos como los que descubrían de pronto los pioneros del cine, ha logrado hacer visible lo fantástico que descansa en la cotidianidad. Quien se sienta perdido en esta historia, creo, también puede confiar en sus imágenes.