Mi encuentro conmigo

Calificación: **1/2. Título original: Disney's The Kid. Año de producción: 2000. Dirección: Jon Turteltaub. Guión: Audrey Wells. Actores: Bruce Willis, Spencer Breslin, Lily Tomlin, Emily Mortimer. Música: Mark Isham.

Es la terapia de moda: el paciente regresa en el tiempo, vuelve a una escena de la infancia, abraza al niño que fue, y ahí, cara a cara, le dice que todo va a estar bien, que no se preocupe tanto por la vida y que, porque no tiene la culpa de nada, se pida perdón y se perdone.

Audrey Welles, la estupenda guionista de La verdad sobre perros y gatos, ha partido de esa posibilidad –un hombre se encuentra con el niño que fue- e, inspirada en las bondades de aquella terapia, ha creado a Russ Duritz, una nueva versión del señor Scrooge de Charles Dickens. Duritz, como Scrooge, ha perdido su vida: podrá ser un millonario y un poderoso asesor de imagen, pero es incapaz de tratar bien a su secretaria, no quiere ceder al amor que siente por su  asistente y se resiste a mezclar sus emociones con su trabajo.

Entonces llega el fantasma de su infancia: Rusty, él cuando tenía ocho años, aparece en la sala de su casa. Y aunque al comienzo parece una pesadilla y sólo le señala su fracaso –es un perdedor: no tiene perro, ni esposa-, después lo conduce, a través de las peores escenas de su niñez, hacia la restauración de su felicidad.

Mi encuentro conmigo es, pues, una historia muy triste. Y no es, precisamente, una película para niños. Jon Turteltaub, el director de Mientras dormías y Fenómeno, la narra, como suele hacer, con un gran afecto por sus personajes. Lo que puede aburrir es que, mientras la historia de Scrooge es la de un victimario que asiste a sus errores del pasado, del presente y del futuro, la de Russ Duritz anula sus otras líneas argumentales para centrarse, como la terapia, en las palmadas en la espalda y los traumas de una pobre víctima del mundo.