Calificación: **1/2. Título original: The Emperor's Club. Año de producción: 2002. Dirección: Michael Hoffman. Guión: Neil Tolkin, basado en el relato "The Palace Thief" de Ethan Canin. Actores: Kevin Kline, Emile Hirsch, Embeth Davidtz, Rob Morrow, Edward Herrmann, Harris Yulin, Joel Gretsch, Steven Culp, Patrick Dempsey.
El viejo profesor William Hundert, padre ejemplar de cientos de alumnos del colegio privado St. Benedict's, recuerda que un inescrupuloso estudiante llamado Sedwick Bell puso en duda sus creencias, sus valores y sus métodos en el otoño de 1972. Reconoce que arriesgó su ética invariable en el intento de rescatar a aquel discípulo del cinismo. Y así llega a una serie de sentencias que les serán especialmente útiles a aquellos que se dedican al oficio de enseñar. Entre estas: "el sentido de una vida no se encuentra determinado por un simple fracaso o por un éxito solitario"; "uno debe preguntarse cuál es su contribución a este mundo y cómo será evocado por los otros"; "Aristófanes escribió alguna vez: 'la juventud envejece, la inmadurez madura, la ignorancia puede ser educada y el alcoholismo superado, pero la estupidez dura para siempre".
Lección de honor no nos deja olvidar que los educadores son nuestro punto de partida. Y que su labor consiste en proponernos una vida que nos lleve en paz hacia la muerte. Sí, deja que la estupenda actuación de Kevin Kline cargue con todo el peso del drama, permite que ciertos personajes se desdibujen con el paso de la trama, consiente que la segunda parte de la historia caiga en lo inverosímil, pero hace lo que puede para no ceder a los trucos de ese género que podríamos llamar "profesores que cambiaron nuestras vidas". Se pasa bien mientras se ve esta película. Se recuerdan obras como Lean on me y La sociedad de los poetas muertos. Y se piensa en los maestros que nos han salvado del cinismo.