Calificación: ***. Título original: Collateral. Año de producción: 2004. Estados Unidos. Dirección: Michael Mann. Guión: Stuart Beattie. Actores: Tom Cruise, Jamie Foxx, Jada Pinkett Smith, Mark Ruffalo, Peter Berg, Bruce McGill, Irma P. Hall.
No sé si sigamos de ánimo para pensar en los trucos que le dan forma a una ficción, pero tengo la sensación de que ver esta película asfixiante puede ser especialmente interesante para aquellas personas que viven –y no me refiero al dinero que ganan- gracias al oficio de contar historias: se darán cuenta de que, si relatar es llevarnos desde la orilla del comienzo hasta la orilla del final, si el objeto de narrar se reduce a persuadirnos del progreso de una realidad, lo mejor que puede hacerse es crear personajes semejantes a nosotros en su fragilidad, sus temores y sus secretas ambiciones. Quienes hayan sido elegidos por el cine, entre todas las formas narrativas y todos los lenguajes artísticos, además confirmarán que en una película de suspenso lo de menos es la verosimilitud de los hechos: la horrible aventura de Colateral está llena de situaciones imposibles –oigan el punto de partida: un asesino filosófico secuestra a un responsable taxista de Los Ángeles para que lo lleve a matar a cinco personas en una sola noche- pero la estupenda dirección del gran Michael Mann nos lleva a encoger los hombros y a entregarnos a ciegas a la angustia.
Una vez más se hace necesario regresar a las ideas de Alfred Hitchcock: en el cine lo que importa no es lo que ocurre sino cómo vemos –los encuadres, el sonido, el montaje- lo que le sucede a una persona que conocemos lo suficiente para temer por su suerte. Mann, autor de obras tan importantes como El informante y Fuego contra fuego (que parece ser, con el paso del tiempo, una de las películas fundamentales de los 90), sin duda lo sabe de memoria. Y le dedica la primera parte de su nuevo trabajo, que por estos lados lleva el subtítulo En el tiempo y el lugar equivocado, a presentarnos las muletillas, los gestos, los deseos de un taxista bondadoso, Max, que sabe las mejores rutas hacia todos los destinos de la ciudad, para ponernos a sufrir por él desde que descubrimos que su nuevo pasajero, un hombre inescrupuloso llamado Vincent, en realidad es un sicario dispuesto a todo con tal de cumplir con una serie de crímenes pactados. Son dos buenos profesionales: eso es todo lo que debemos saber antes de dejarnos llevar por dos horas de absurdas, desproporcionadas, conseguidas secuencias de suspenso.
Ver Colateral con los mismos ojos que usamos en nuestras rutinas, pues, puede desmontarnos su historia como si fuera un castillo de naipes. Hay que verla con ojos de cine. Perderse en sus persecuciones como los niños se pierden en los trucos del mago de una fiesta. Disfrutar con las actuaciones contenidas de Jamie Foxx, Tom Cruise y Jada Pinkett Smith. Y con esa mirada desde arriba a la antiséptica ciudad de Los Ángeles. Quizás en el proceso descubramos –así ha sucedido, años después, con las principales películas de Hitchcock- que hay toda una visión de mundo en estas escenas ingeniosas.