El discípulo

Calificación: **. Título original: The Recruit. Año de producción: 2003. Dirección: Roger Donaldson. Guión: Robert Towne, Kurt Wimmer y Mitch Glazer. Actores: Al Pacino, Colin Farrell, Bridget Moynahan, Gabriel Macht, Mike Realba.

Los personajes de esta película son seres frustrados, arrogantes, vengativos. No nos resulta claro, además, por qué hacen lo que hacen. Quieren pertenecer a la CIA, sí, pero ¿eso es todo?, ¿por qué quieren hacerlo?, ¿tienen fe en que "los Estados Unidos de América por fin derrotarán a todos sus enemigos invisibles"? Walter Burke, el reclutador, asegura que "no es por el sexo, por el dinero o por la fama: la gente sólo se entera de nuestros errores". Sabe, eso sí, que todos los que pertenecen a la Central de Inteligencia tienen un talón de Aquiles, un trauma sin resolver, una pregunta sin respuesta con la que amanecen cada día. La de James Clayton, el discípulo, es la verdadera identidad de su padre: el señor murió en Perú, en un extraño accidente aéreo, y se llevó a la tumba todos sus secretos.   

El discípulo no nos aburre pero, porque no entendemos del todo los móviles de sus personajes, nunca sabemos muy bien qué está pasando. Ante la confusión de la trama –cerrada como todas las que el guionista de Chinatown, Robert Towne, tiende a imaginarse- nos contentamos con presenciar las etapas del entrenamiento de los nuevos investigadores y con descubrir que Clayton y una aspirante a espía, Layla Moore, se han enamorado sin remedio. No salimos de mal genio del teatro. Lamentamos que el gran Al Pacino se haya convertido en un actor de carácter (es decir, que repita por enésima vez el papel que ha interpretado desde Donnie Brasco) y sentimos que hemos salido sin ninguna historia en la cabeza. Encogemos los hombros, sin embargo, y nos declaramos listos para la siguiente.