Calificación: **. Título original: The Ring. Año de producción: 2002. Dirección: Gore Verbinski. Guión: Ehren Kruger. Basado en la novela de Kôji Suzuki y en la película de Hiroshi Takahashi. Actores: Naomi Watts, Martin Henderson, David Dorfman, Brian Cox y Jane Alexander.
Las primeras escenas de esta confusa película de terror consiguen, por completo, su propósito: todo parece indicar que esa noche, cuando nos vayamos a dormir, vamos a ver con los ojos cerrados a la terrible señora del espejo, y que ese tembloroso aro de luz hará parte de las mismas pesadillas en las que aún hoy se nos aparecen las hermanitas gemelas de El resplandor, la niña giratoria de El exorcista, los perros negros de La profecía y la enana infernal de todos los capítulos de Poltergeist. Pero más adelante, cuando el misterio empieza a revelarse y el gran secreto termina por parecernos una broma sin sentido, el miedo que sentíamos desaparece del todo. Es una lástima: todo estaba dado para que El aro nos produjera un merecidísimo paro cardíaco.
La historia, tomada de una producción japonesa que también se encuentra en cartelera, tiene un muy interesante punto de partida: Rachel Keller, una periodista con un hijo anestesiado y un ex esposo sin nada qué decir, intenta descubrir, mientras investiga el escabroso fallecimiento de su sobrina, la verdad que se esconde detrás de una célebre leyenda urbana sobre un video que le produce la muerte a quien lo ve: se trata de una misteriosa sucesión de imágenes en blanco y negro, sin ninguna lógica aparente, que termina, todas las veces, con una llamada telefónica que le anuncia al espectador de turno que, a partir de ese momento, sólo le quedan siete días de vida. Es, pues, una premisa aterradora. Y tal vez por eso, porque resulta imposible sostener semejante tensión hasta el final, El aro llega a parecer una comedia.