Diástole y sístole

Calificación: **1/2. Título original: Diástole y sístole. Año de producción: 2000. Dirección: Harold Trompetero. Producción: Jairo Serna Rosales. Guión: Claudia Liliana García y Harold Trompetero. Actores: Nicolás Montero, Marcela Carvajal, Ramiro Meneses, Adriana Ricardo, Luis Mesa, Henry Castillo y Jaime Correa.

Las relaciones de pareja de nuestro tiempo son la puesta en escena de la estupidez, la frivolidad, la vacilación, el egoísmo, la infidelidad y la arrogancia. Esa es, palabras más, palabras menos, la hipótesis que, por medio de 35 sátiras de dos o tres minutos, quieren comprobar los productores de Diástole y sístole. Para argumentar esa sospecha han tratado de crear al que consideran el típico par de novios de "la clase media de una ciudad colombiana de hoy" –una mujer caprichosa, histérica y sorda, y un hombre infantil, tramposo y ciego-, los ha puesto a repetir los gestos, las discusiones y los errores de siempre, y los ha rodeado por la farsa, la promiscuidad, la deslealtad y la angustia de una serie de actores secundarios.        

El resultado es interesante. Diástole y sístole –que además de los movimientos del corazón son las licencias poéticas de dilatar y contraer- es una película universal dirigida con ingenio y actuada con energía, y divertirá, sobre todo, a ese público que se envía cadenas de apuntes por Internet y colecciona chistes sobre lo burdos que son los hombres y lo tontas que son las mujeres. El problema, a la hora de valorarla, es que parte de una hipótesis que es, en verdad, un lugar común, y que, para llegar a su tesis, se dedica a armar, sin la mitad de las fichas, el rompecabezas de un romance. Los personajes –él, ella, el amigo, el travestido, los amantes- parecen esquizofrénicos. Repiten los gestos, las discusiones y los errores de siempre. Pero, como cada uno es una caricatura de varios estereotipos, ninguno llega a ser una persona. Y esas son las que sostienen las comedias.