Calificación: ****. Título original: Bowling for Columbine. Año de producción: 2002. Guión y Dirección: Michael Moore. Actores: Michael Moore, Charlton Heston, Marilyn Manson, Matt Stone.
El primer documentalista de la historia del cine, el norteamericano Robert J. Flaherty, estaba convencido de que las películas están hechas para que no haya extranjeros en el mundo. La cámara puede hacernos prójimos de todos los hombres, pensaba, con sólo mostrarnos la forma en que viven sus vidas. Es un error imaginar grandes ficciones para describir los detalles de la realidad. Si las palabras resultan "abstractas e indirectas", decía, los relatos filmados siempre terminan sometidos a métodos que invalidan su autenticidad. Los documentales no son, además, una selección gris y monótona de hechos. Son, cuando consiguen sus objetivos, un montaje hábil de situaciones dramáticas y cómicas.
El más reciente documental de Michael Moore, Bowling for Columbine, es, quizás, la mejor película que ha llegado este año a Colombia. Es verdad que no se contenta con filmar la realidad. Es cierto que pone en escena largas secuencias –imagina series de televisión, se vale de irónicos dibujos animados, fabrica los acontecimientos que relata- con el único propósito de argumentar sus afirmaciones y ganar las discusiones mucho antes de comenzar a sostenerlas. Es innegable que le sirve a Moore para convertirse, con su arrogante sencillez, en el protagonista absoluto de la historia. Pero también lo es que consigue conmovernos, horrorizarnos y divertirnos sin recurrir a las mentiras. Y que, en el proceso de hacernos verosímiles las actitudes de los norteamericanos, nos ayuda a comprendernos a nosotros mismos.
Michael Moore viaja por Estados Unidos, durante dos años, para responderse a sí mismo una serie de preguntas: ¿por qué los hombres de su país duermen con pistolas debajo de las almohadas?, ¿por qué se disparan los niños en los salones de clase?, ¿por qué se levantan un día con ganas de matar a sus vecinos de pupitre, como se levantaron Eric Harris y Dylan Klebold el 20 de abril de 1999, en Littleton, Colorado, dispuestos a asesinar a todos sus compañeros en el colegio preparatorio Columbine?, ¿es culpa de la pobreza, de la historia, de lo fácil que es conseguir un arma en Norteamérica? Una serie de cifras escalofriantes y de entrevistas reveladoras –James Nichols resulta aterrador, Marilyn Manson brillante, Charlton Heston autista- lo llevan a sugerir que el miedo, celebrado cada noche por los noticieros de televisión, está detrás de la pesadilla. Que la suma de terror y consumismo da como resultado la compra indiscriminada de armas. Y, lo que es peor, de armas que deben ser utilizadas.
El genio de Moore –que nació, como Robert Flaherty, en Michigan- está en la forma como interpreta, pone en orden y parodia la información que recibe. No, no es fácil leer los hechos, no es fácil reírse de las estadísticas, no es fácil que una cámara convierta a los gringos en prójimos nuestros, pero Bowling for Columbine lo consigue: nos hace menos extranjeros.