Calificación: **1/2. Título original: Daddy Day Care. Año de producción: 2003. Director: Steve Carr. Guión: Geoff Rodkey. Actores: Eddie Murphy, Jeff Garlin, Steve Zahn, Regina King, Anjelica Huston, Khamani Griffin.
Es mucho más divertida de lo que parece. Si uno se la toma con calma, sin atender demasiado a la incoherencia de la trama y la esquizofrenia de sus protagonistas, incluso puede pasar una hora y media agradable. Tiene chistes memorables (el padre le pide al hijo que no se esfuerce tanto por gritar como los elefantes porque puede darle un derrame cerebral) y escenas sin sentido que producen pequeños ataques de risa. Es una película desechable para niños, sí, pero, tal como están las cosas, debemos agradecerle que al menos le permita al divertido Eddie Murphy, ese gran comediante desaprovechado consistentemente desde la década de los ochenta, interpretar a un personaje un poco menos tonto de lo usual. Se llama Charlie Hinton y es un publicista adicto al trabajo que ha descuidado a su familia: no se ha dado cuenta de que su esposa –que es como un fantasma en este relato- está a punto de volver al trabajo ni se ha detenido a pensar en que su hijo tiene la edad para entrar a una guardería.
El señor Hinton es despedido de un día para otro y, como el dinero que ganará su esposa no es suficiente para sostener el nivel de vida de la familia ni para enviar al niño a su primer colegio, se ve forzado a montar con su mejor amigo un jardín infantil en el patio de su propia casa: los pequeños alumnos –el que se cree Flash Gordon, el que sólo habla en un idioma de Viaje a las estrellas, el que falla cuando se sienta sobre el inodoro- le abrirán paso a la comedia torpe y le darán forma a la moraleja de rigor. La guardería de papá, dirigida sin rubores al público infantil, no pretende más que eso.