Calificación: ***. Título original: The Lord of the Rings. Año de producción: 2001. Dirección: Peter Jackson. Guión: Peter Jackson, Frances Walsh, Philippa Boyens. Actores: Elijah Wood, Ian Holm, Ian McKellen, Viggo Mortensen, Christopher Lee, Cate Blanchett, Sean Bean, Sean Astin, Liv Tyler.
Quizás valdría la pena leer los libros de J.R.R. Tolkien. Porque en esos volúmenes, como en una Biblia cualquiera, parece existir todo un mundo, con sus leyes de la naturaleza, sus sociedades decadentes y sus misterios incomprensibles. El señor de los anillos, la película, consigue poner en escena ese lugar lleno de estatuas y cavernas gigantescas, escalofriantes caballeros negros, brujos de barbas largas e ideas cortas y enanos de todos los sexos y las religiones, y es un gran logro y un gran espectáculo, pero por eso mismo es una lástima que el metraje excesivo, la ausencia de humor y la reducción de la trama a la frase "hay que destruir el anillo: corran, que ahí vienen los monstruos que quieren quitárnoslo", no hagan del todo placentera la función.
La primeras escenas, que explican en un par de minutos la historia de ese anillo que puede cambiar el mundo y la forma como Bilbo Baggins, el hobbit, se lo arrebató a Gollum, una criatura encogida a fuerza de sentir odio y rencores, nos dejan muchas cosas en claro: primero, que veremos una asombrosa obra cinematográfica; segundo, que reírse de los pies peludos del joven héroe, Frodo, teniendo en cuenta la extrema seriedad de la empresa, sería casi un sacrilegio; y, por último, que no vamos a conocer, con calma, los paisajes, las costumbres y los secretos de esos mundos. Como en cualquier buena adaptación al cine, El señor de los anillos se dedicará a desarrollar una sola trama. Y ésta, quizás porque hasta ahora se trata de la primera parte de una trilogía, sólo será una larga persecución. Estupenda, claro, pero una.