Calificación: ***1/2. Título original: Sin noticias de Dios. Año de producción: 2001. Guión y Dirección: Agustín Díaz Yañes. Actores: Victoria Abril, Penélope Cruz, Demián Bichir, Fanny Ardant, Gael García Bernal.
Es un noble fracaso. Es cierto que tiene buenos momentos, que parte de ideas originales y que algunos de sus chistes dan justo en el blanco (por ejemplo: el demonio mexicano que usa pasaporte suizo, la corrupta mujer policía que es capaz de cachetear a Dios, el gerente cristiano que censura a sus empleadas), pero también lo es que su historia en realidad nos tiene sin cuidado, que pierde el rumbo como una improvisación de colegio y que a la larga recuerda mucho más a Tentaciones, la comedia colombiana del ángel y la diablita, que a las salvajes sátiras del escritor C.S. Lewis y a las parodias descarnadas de Monty Python.
Una breve descripción de la trama puede ayudarnos a redondear la idea: un Cielo en blanco y negro, en donde se habla francés de la nueva ola, y un Infierno en colores de video clip, en donde se habla un inglés digno de película de Tarantino, compiten a muerte por el alma de un boxeador venido a menos. Dios, que es una mujer interpretada por la elegante Fanny Ardant, envía a un ángel que responde al nombre de Lola Nevados para conseguir la salvación del pugilista. Y Satanás, para contrarrestar la poderosa acción divina, le encarga el oficio de las tentaciones a un diablo llamado Carmen Ramos.
Sí, es una premisa divertida. Pero, como sabemos, no todas las buenas ideas funcionan en el cine. Nos reímos, por ejemplo, cuando Woody Allen dice "mi esposa es tan inmadura que cuando estoy en la tina me hunde los barquitos", pero si vemos la escena nos parece tonta y sin sentido. Pues bien: así, desde el comienzo hasta el final, es esta triste oportunidad perdida.