Asesino oculto

Calificación: ***1/2. Título original: The Pledge. Año de producción: 2001. Dirección: Sean Penn. Guión: Jerzy Kromolowski y Mary-Olson Kromolowski Actores: Jack Nicholson, Robin Wright-Penn, Patricia Clarckson, Benicio del Toro, Vanessa Redgrave, Sam Shepard, Helen Mirren, Harry Dean Stanton.

Un hombre se convierte en detective, quizás, para escaparse de sí mismo. Para perseguir a otros y no atar mal, en contra de sus nervios, los cabos sueltos de su vida. El agente Jerry Black, de Reno, Nevada, jamás pensó en ello durante todos sus años de servicio, pero hoy, que es su último día de trabajo y ha tenido que informarle a una madre sobre el horrible asesinato de su hijita, siente que, sin el afán de las investigaciones y la seguridad de la rutina, podría perder la cabeza. Por eso le promete a la señora, por la salvación de su alma, que encontrará al victimario de la niña: porque imagina que, si no lo hace, si no se ocupa en una nueva búsqueda, tendrá que enfrentarse con él mismo en la soledad de su retiro.

Asesino oculto no es una película policíaca: es, como lo anuncia su título original, la historia de una promesa. No hay grandes persecuciones ni impactantes escenas de acción. Porque todo ocurre, en verdad, en la cabeza de su protagonista. El relato gira y gira porque así funciona la inabordable lógica del detective Black –que en su camino se encuentra con un indio con cierto retraso mental, una mujer que acaba de divorciarse de un hombre violento y un tipo gigantesco a quien llaman "el mago"- y se convierte, después de todo, en el retrato de un hombre que ha olvidado sus razones de estar vivo.

El lenguaje cinematográfico suele tener problemas a la hora de escenificar dramas interiores, aun cuando se utilicen voces en off y metáforas visuales, pero los buenos directores encuentran los guionistas, los intérpretes y los encuadres necesarios para hacerlo. El actor Sean Penn, que dirigió la misteriosa The Indian Runner y la escalofriante The Crossing Guard, ha hecho un excelente trabajo con Asesino oculto: ha conseguido que, a partir de una novela del suizo Friedrich Dürrenmatt, los esposos Jerzy y Mary Kromolowski, poco vinculados al mundo del cine, escriban un guión oscuro, sugerente, sin salida, que tiene la confusa estructura de las obsesiones.

Y le ha dado a Jack Nicholson, un actor brillante que jamás ha dado su brazo a torcer, una nueva oportunidad para arriesgarlo todo. Ningún otro podría encarnar, como él, la terquedad y la atracción por el abismo sin caer en histrionismos. No, no es una sorpresa: estamos hablando del mismo hombre que hizo de maníaco depresivo en Atrapado sin salida y de escritor neurótico y compulsivo en Mejor imposible. Su valentía, su vanidad refundida, merecía la recompensa que podemos ver en las pantallas: una obra agotadora, compleja, dolorosa.

Porque, para decir verdad, ver Asesino oculto es como leer un libro difícil. Pero, como los libros difíciles, que se quedan en las mesas de noche mucho más tiempo del imaginado, al final nos advierte de los peligros de nuestra mente y nos trae la recompensa de las dudas. Si queremos advertencias y preguntas.