Prueba de vida

Calificación: **. Título original: Proof of life. Año de producción: 2000. Dirección: Taylor Hackford. Guión: Tony Gilroy. Música: Danny Elfman. Actores: Russell Crowe, Meg Ryan, David Morse, Pamela Reed, David Caruso, Diego Trujillo, Vicky Hernández.

Dos estrellas es mucho. Las calificaciones son ofensivas y arbitrarias y no dan cuenta de nada, pero resultan muy útiles a la hora de valorar a esas películas que aspiran a los elogios y los premios. De Prueba de vida puede decirse, por ejemplo, que dos estrellas son muchas: porque para comenzar, aspira a narrar, desde todos los ángulos posibles, cada uno de los aspectos de un secuestro llevado a cabo por una guerrilla, pero, en una contradictoria demostración de prudencia –contradictoria porque el tema era arriesgado y escalofriante-, crea una guerrilla equis y sitúa las acciones en un país imaginario, Tecala, que suena a mejicano, pero resulta ser, a la larga, una Colombia habitada por ecuatorianos. Desde ahí, claro, la historia empieza a perder fuerza.

Y eso que es muy sencilla: Peter, un voluntarioso ingeniero norteamericano, es secuestrado en plena crisis matrimonial, y así descubre, al tiempo con el hastío y la confusión de Alice, su esposa, que la realidad tecaleña es más compleja de lo que parece y que, por supuesto, cómo no, nadie sabe lo que tiene sino hasta cuando lo pierde. Es una trama posible y hasta interesante, pero, porque quiere abarcar mucho, al final aprieta muy poco. O sea: a fuerza de negarle escenas al esposo, a la esposa, a la hermana, al negociador, al hijo, a los hampones de bigote, al político corrupto, al guerrillero drogadicto, al francés, al italiano, a los vecinos, a las empleadas, ni siquiera parece una historia sino un diario de filmación mal editado. Es como si todas las escenas importantes se hubieran quedado en la sala de montaje.