Y, ya que estamos en eso, Luis Fernando Afanador, que es mi amigo desde hace doce años, escribe unos poemas que lo dejan a uno sin palabras. Su libro Extraño fue vivir es una maravilla. Y este que está escribiendo, sobre lo vivas que están todas las historias, va a ser útil para todos. Acá va un poema de esos nuevos que a mi me deja siempre con ganas de jurarle que no va a ser así.
Exequias
No te hagas ilusiones
El aviso de tu muerte en el periódico
Y la invitación al entierro
Va a ser una incomodidad muy grande
Para conocidos
Y familiares
Salvo las dos o tres personas
Que te llorarán de veras
Serás apenas una molesta alteración de agenda
Una queja soterrada
Por el obligado
Cambio de ropa
Y los no previstos
Problemas con el tráfico.
Ojalá no llueva ese día, ojalá no sea lunes
Y ojalá tu velorio no coincida
–Además-
Con la cita clandestina del amigo
Al que no veías
Hace años. Porque ahí, dejarás de ser molestia
Y te convertirás en verdadero dilema. Aunque breve,
Es cierto: qué poco puede hacer
Un pobre muerto
Lejano
Contra una bella y joven muchacha
De amplias caderas y cuello perfumado
No te hagas demasiadas ilusiones
En el día de tu muerte
Y hazme caso, para que no sufra tu alma
Por los siglos de los siglos:
Concédele el perdón anticipado
A aquel distante amigo