Cautivos del amor

Calificación: **1/2. Título original: Besieged. Año de producción: 1998. Dirección: Bernardo Bertolucci. Guión: Bernardo Bertolucci y Clare People. Actores: Thandie Newton, David Thewlis, Claudio Santamaría, John C, Ojwang, Massimo De Rossi, Cyril Nri, Paul Osul.

Cuando se le juzga, Bernardo Bertolucci tiene a la mano varias pruebas de que es inocente: El conformista, 1900 y Refugio para el amor son películas que sólo un gran artista habría podido imaginar. Pero se le juzga, claro, porque últimamente ha presentado, en los teatros de todo el mundo, relatos que sólo un hombre que ha perdido la emoción se habría atrevido a filmar: El pequeño Buda, Belleza robada y éste, Cautivos del amor, que debería llamarse El asedio, son largometrajes que no captarían la atención del público si no vinieran firmadas por el famoso director italiano.

Cautivos del amor es la historia de un hombre blanco y una mujer negra, Mister Kinsky y Shandurai, que viven juntos, en una inmensa mansión en Roma, y supuestamente están enamorados. Él es pianista y casi no sale de la casa. Ella estudia medicina, huyó de África cuando su valiente esposo fue encerrado en la cárcel y es algo así como el ama de llaves. No, nunca se hablan. Casi ni se miran. Pero él, que siempre trata de verla sin ropa, le propone matrimonio en la peor escena, la más ridícula, de toda la película. Ella, aterrada, le dice que le es fiel a su marido, que no cree en su amor, que tendrá que probárselo de alguna manera. Ahí comenzará la historia.

No, no es tan mala. La idea, incluso, es conmovedora. Como de cuento. Pero, como Belleza robada, el anterior largometraje de Bertolucci, Cautivos del amor parece filmada de afán y se queda atrapada en una sola pregunta, un ¿terminarán juntos? que, porque los personajes no nos interesan del todo, al final pierde completamente su sentido.