Pregúntale al viento

Calificación: **1/2. Título original: Ask the Dust. Año de estreno: 2006. Dirección: Robert Towne. Guión: Robert Towne basado en la novela de John Fante. Actores: Colin Farrell, Salma Hayek, Idina Menzel, Donald Sutherland.   

Lo que más desconcierta de Pregúntale al viento es ese clasicismo que parece una declaración de principios. Su director, el mismo Robert Towne que en los años setenta escribió los guiones de El último deber, Chinatown y Shampoo, parece empeñado en llevarnos a una época del cine en el que se daba todo el tiempo a los dramas para desenvolverse. Quiere ponernos en el lugar (como lo hacían las películas de los años cincuenta) de un par de personajes torturados que se han enamorado en el momento menos esperado: quiere que entendamos los conflictos de un aspirante a escritor de origen italiano, Arturo Bandini, que es mucho menos insolente de lo que parece en un principio; quiere que aprendamos a leer con una mesera mexicana, Camila, que es una heroína de melodrama disfrazada de mujer de novela negra; busca, por supuesto, que de esa manera lleguemos (entre muchas otras) a la conclusión de que las puertas de Estados Unidos no han estado tan abiertas como nos han hecho creer.

La mejor manera de ver Pregúntale al viento es la nostalgia. Sin ese elemento, sin esa mirada al cine de antes (a la que nos conduce, sobre todo, el tratamiento que el cinematógrafo Caleb Deschanel le ha dado a las imágenes), lo más probable es que las actuaciones de su pareja protagonista no nos convenzan de que esas dos personas se han enamorado sin remedio, que volvamos a darnos cuenta de que no es nada fácil filmar los días estáticos de los escritores y que no entendamos, una vez más, qué pasó con la genialidad de los cineastas norteamericanos de los años setenta.