Agua

Calificación: ***1/2. Título original: Water. Año de estreno: 2005. Guión y Dirección: Deepa Mehta. Actores: Lisa Ray, Sarala Kariyawasam, Seema Biswas, Sarala, John Abraham, Manorama, Raghubir Yadav, Vidula Javalgekar. 

Es, primero, un documento sobre la opresión. Pero al final, después de tener en frente sus imágenes brillantes, queda la sensación de haber visto una historia sencilla que sugiere que el amor purifica como el agua. Sucede en Varanasi, India, en 1938. Son los tiempos de Mahatma Gandhi. Un grupo de viudas, en cumplimiento de una de las más incomprensibles normas del hinduismo, pasa el resto de sus días en una pobre casa para viudas: un ashram a punto de caerse. Acaba de llegar al lugar una enlutada de ocho años, la alegre Chuyia, que remueve los recuerdos más dolorosos de esas viejas que se han rendido ante las tradiciones. Y que despierta a la mujer en crisis del relato, a Kalyani, que se enamora de un hombre bueno, progresista, en el momento menos esperado.

Agua es el largometraje contundente que cierra la trilogía de los elementos de la directora india Deepa Mehta. Nacida en Amritsar, en 1950, se fue a vivir a Canadá apenas se graduó de la carrera de filosofía. Tenía 23 años. Y no imaginaba que se dedicaría a filmar películas para niños, que la década de los ochenta se le iría en convertirse en la persona que es, que los noventa la harían una de las nuevas cineastas más interesantes del planeta. Trabajó en un par de producciones en inglés antes de dedicarle toda su energía a la trilogía de los elementos: la primera obra, Fuego (1996), fue recibida con ira por los tradicionalistas por cuenta de su mirada crítica a las deidades del hinduismo; la segunda historia, Tierra (1998), que fue nominada al Óscar como mejor película extranjera, contaba la partición de la India en 1947; y esta tercera, Agua (2005), tardó cinco años en filmarse por culpa de las airadas protestas (dos mil sublevados arrojaron el set de filmación al Ganges) de los enemigos que Mehta se había ganado para ese momento a fuerza de expresar sus ideas propias.

Agua tuvo que ser filmada en Sri Lanka para evitar los saboteos. Fue estrenada en el Festival de Toronto de 2005. Y recibió una nominación al Óscar a comienzos de este 2007. Se trata de una producción impecable, actuada con una compasión que no suele verse en las películas de estos días, que resulta mucho más interesante como reflexión sobre el amor que como denuncia de los terribles maltratos a las mujeres. "Gandhi dice que todo el que no conozca el amor está muerto", asegura uno de los personajes secundarios del relato. Y eso es, nada más, lo que sucede en esta aventura: que las viudas de aquel ashram, agobiadas por una sociedad que se ha acostumbrado a la injusticia, recobran el derecho a ser queridas.

Kalyani descubre que el castigo a las viudas "se disfraza de religión pero es un problema de dinero". Que son encerradas en esas casas caídas porque significa "una boca menos que alimentar". Y entonces se entera de que la quieren bajo un árbol que es un poema. Y se hunde en el río como quien se hunde en una nueva vida. Y así empieza la tragedia.