Sexto Capítulo: Un puente

La aparición de White Spaces 

El bloqueo de dos años es superado por un accidente. La necesidad de escribir reaparece a partir de una fuente inesperada. Es diciembre de 1978 y Paul Auster se encuentra viendo una obra de danza moderna en un pequeño teatro de Nueva York. De pronto comienza a sentirse cautivado por lo que ve.  

Paul Auster: Una revelación, una epifanía, no sé cómo llamarla. Algo me sucedió, y todo un mundo de posibilidades se abrieron ante mí. Creo que era la absoluta fluidez de lo que estaba viendo, el movimiento continuo de los que danzaban mientras se movían por todo el escenario. Eso me llenó de una inmensa felicidad. El simple hecho de ver hombres y mujeres moviendose a través del espacio me llenó de algo cercano a la euforia. Al  día siguiente me senté y comencé a escribir White Spaces, una obrita de género no identificable, que era un intento de mi parte por traducir a las palabras la experiencia de la danza. Fue una liberación, un tremendo desahogo, y ahora lo veo como el puente entre el acto de escribir poesía y el de escribir prosa. Esa fue la obra que me convenció de que aún había un escritor en mí66.   

Durante un mes estuvo escribiendo esas páginas. Se trata de algo así como un poema narrativo, un poema que transcurre, en vez de registrar el espacio de un instante. Si habíamos comparado al poema con la fotografía, tendremos que comparar a White Spaces con una secuencia de fotos que no llegan a ser una película. Puede decirse que, después de intentar la unidad por medio de los poemas, Auster está listo para el movimiento.  

Gaston Bachelard: La poesía es una metafísica instantánea. En un breve poema debe dar simultáneamente una visión del universo y el secreto de un alma, un ser y algunos objetos. Si se limita a seguir el tiempo de la vida, es menos que ella: sólo puede ser superior a ella inmovilizandola, viviendo, ahí donde tienen lugar, la dialéctica de las alegrías y las penas. Entonces, se vuelve el principio de una simultaneidad esencial en la que el ser más dispersado, el más desunido, conquista la unidad67.  

Los poemas de Auster manifestaban la necesidad, en una vida fragmentada, en un mundo disperso, de volver a la unidad. De expresar, en términos de Wolfgang Kayser, una actitud hacia el presente. Como una fotografía de Auggie Wren, los poemas de Auster registraban la relación en el presente de un cuerpo con el mundo.

Paul Auster: Mis poemas eran la búsqueda de lo que yo llamaría una expresión unívoca. Expresaban lo que sentía en cualquier momento, como si no hubiera sentido nada antes y no fuera a sentir nada otra vez. Se preocupaban por las esencias y las creencias capitales, y su intención era la de lograr pureza y consistencia de lenguaje. La prosa, por otro lado, me da la oportunidad de articular mis conflictos y contradicciones68. 

Con White Spaces (que parece una consecuencia de su poema Narrativa), y con base en esa "conquista de la unidad", Auster comienza a fotografiar la misma esquina cada día hasta conseguir una secuencia que simula el transcurrir en el tiempo y el movimiento de ese cuerpo en el mundo. En términos de Auster, el puño cerrado del poema comienza a abrirse en el mundo. El poema, metafísica instantánea, le da paso a la prosa, metafísica del movimiento.  

White Spaces: Algo sucede y, desde el momento en que comienza a suceder, nada podrá ser igual otra vez.

Algo sucede. O también, algo no sucede. Un cuerpo se mueve. O también, no se mueve. Y si se mueve, algo comienza a suceder. E incluso si no se mueve, algo comienza a suceder.

Viene de mi voz. Pero eso no significa que estas palabras serán alguna vez lo que sucede. Viene y va. Si sucede que hablo en este momento es solo porque espero hallar un camino para avanzar, uno que corra paralelamente a todo lo demás que avanza, y así comenzar a hallar un camino que llene el silencio sin romperlo.

Le pido a cualquiera que esté oyendo esta voz que olvide las palabras que ella está diciendo. Es importante que nadie oiga con demasiado cuidado. Quiero que estas palabras se desvanezcan (...)69. 

Pero si los poemas de Auster son, además de fotografías de un presente metafísico, además de instantáneas de la experiencia de una mente y un cuerpo en el mundo, versos que hacen evidente su material -como daguerrotipos-, que hacen de la forma un tema y reflexionan sobre la distancia entre el mundo y el ojo y la distancia del ojo y la palabra, White Spaces es el resultado de esa reflexión o, si se quiere, la resolución en la prosa del conflicto entre las palabras y el mundo austeriano.  

White Spaces: Pensar en el movimiento no solo como una función del cuerpo sino como una extensión de la mente. De la misma forma, pensar en el discurso no como una extensión de la mente sino como una función del cuerpo. Sonidos surgen de la voz para entrar en el aire y rodear y saltar y caer y entrar en el cuerpo que ocupa el aire (...) En la superficie, este movimiento parece azaroso. Pero ese azar no logra, en sí mismo, que no haya un significado. O, si significado no es la palabra exacta para ello, entonces digamos la corriente, o un sentido consistente de lo que está pasando, incluso si cambia momento a momento70.  

El lenguaje es voz. Y la voz está en el mundo. Las palabras, pues, son del mundo, vienen de él y a él vuelven. Lo que no supone que signifiquen algo. Pero puede comenzar a contemplarlo.

White Spaces: Se ha dicho que las palabras falsifican aquella cosa que quieren significar, pero incluso decir "falsifican" es admitir que ese "falsifican" es verdad, traicionando una fe implícita en el poder de las palabras para decir lo que quieren decir71.   

En otras palabras, a pesar de todas sus reflexiones el escritor es un cuerpo que tiene fe en el lenguaje. A pesar de las evidencias, a pesar de la fragmentación del mundo, de la vacuidad de signos como el dinero, la publicidad, la política, y las relaciones humanas (en las que la palabra pierde el valor como con respecto al dólar), el escritor se dedica a la palabra. Y, aunque en un principio parezca una utopía, dedica su vida a encontrar las palabras que digan lo que quiere decir. Y, si es el mundo lo que se quiere decir, si es la experiencia de un cuerpo en el mundo lo que se quiere expresar, tiene que haber un cuerpo y un mundo. Los poemas austerianos recontruyen una unidad: un hombre y un mundo. White Spaces hace evidente esas unidades y las hace interactuar. O también: con White Spaces el hombre comienza a moverse por el mundo.

White Spaces: Es un viaje a través del espacio aunque no llegue a ninguna parte, aunque termine en el mismo lugar en el que comencé (...) Pongo un pie enfrente del otro, y entonces pongo el otro pie enfrente del primero que ahora se ha vuelto el otro y que se volverá otra vez el primero. Camino junto a estas cuatro paredes, y desde que esté aquí puedo ir a cualquier sitio que quiera. Puedo ir de un lado del cuarto al otro y tocar cualquiera de las cuatro paredes, o incluso todas las paredes, una después de otra, de la forma como quiero (...) Estos son momentos de una gran felicidad para mí72.

Paul Auster se ha puesto en contacto con el mundo y con él mismo. Ha conquistado su unidad y después ha escrito un poema en prosa, un poema con duración o, si se quiere, un texto que no es ficción ni poema ni relato: un texto que intenta dejar espacios blancos. Su título es claro: White Spaces es sobre ser y respirar y moverse en el mundo, es sobre escribir en el mundo y es sobre superar los límites del lenguaje escribiendo palabras que se anulen a sí mismas. Es sobre lograr así el silencio. Un silencio que permita relatar todo lo que se ha visto sin violentar el mundo. En otras palabras: se trata de escribir para "el que esté oyendo esta voz". La botella al mar ha llegado a su destino. La comunicación se ha completado. El mensaje ha dejado de contemplarse a sí mismo y tiene la intención de llegar, como una voz, a un receptor. 

White Spaces: Dedico estas palabras a las cosas de la vida que no logro entender, a todas las cosas que se van junto a mis ojos. Dedico estas palabras a la imposibilidad de encontrar una palabra que coincida con el silencio dentro de mí.

Al principio quise hablar de brazos y piernas, de salta de arriba a abajo, de cuerpos cayéndose e hilándose, de enormes viajes a través del espacio: las ciudades, los desiertos, de montañas elevándose más allá de lo que el ojo puede ver. Poco a poco, como sea, mientras estas palabras comenzaban a imponerse a sí mismas en mí, las cosas que quería hacer parecieron sin importancia. De mala gana abandoné todas mis historias ingeniosas historias, todas mis aventuras en lugares lejanos, y comencé, lenta y dolorosamente, a vaciar mi mente. Ahora lo único que queda es ese vacío: un espacio, no importa su tamaño, en el que todo lo que sucede tiene permiso para suceder73.  

Y lo que puede suceder es el relato. El relato real, en White Spaces, de Peter Freuchen (que Auster encuentra similar a El pozo y el péndulo de Edgar Allan Poe) el explorador que se queda atrapado en un iglú que ha construído para sobrevivir en un territorio perdido de Groenlandia. Dentro de la casa de hielo, Freuchen comienza a notar que las paredes se cierran sobre él. Su aliento congela los muros y cada aliento los acerca más. En algún momento, el iglú se hará tan pequeño que no habrá espacio para su cuerpo.