Despedida

La mayor virtud de un ser humano es la bondad y Germán Pardo fue un hombre bueno. Por eso lo recordaremos siempre. Pero también, por su entusiasmo sin límites y sus valiosos y generosos aportes a este proyecto de 8½. El vacío que deja es muy grande. Toda muerte es absurda e inexplicable, pero el de una persona joven, con toda la vida por delante, lo es todavía más. Produce mayor rabia, mucha menos resignación. Su recuerdo, su sonrisa en los ojos, nos ayudará a seguir adelante. A no desfallecer.