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Edición revisada en 2012 por Carolina López Bernal, Natalia García Calvo, Santiago Mosquera Mejía y Ricardo Silva Romero. Portada: Gisela Bohórquez. Diseño de la colección: Santiago Mosquera Mejía y Pauline López Sandoval. Editor original: Gabriel Iriarte, de Planeta (Seix Barral). Corrección: Elkin Rivera. Portada original: Luis Carlos Cifuentes.

 


 
HISTORIA: Lester Brown, el productor de cine que cambió las reglas del mundo, nació el 29 de febrero de 1920 y murió el 11 de noviembre de 1993 en nombre de los aficionados a las películas. Gracias a sus constantes cambios de identidad –la herencia, quizás, de una familia cercada por la esquizofrenia- sobrevivió a las primeras maldiciones de Hollywood, a la brutal cacería de brujas de los años cuarenta y a las implacables normas del mercado que desde los ochenta se tomaron por completo la lógica de los grandes estudios. Nada podría haberlo preparado, sin embargo, para convertirse en el memorable redentor crucificado que encontrará usted en este libro.  
   
 
CÓMO SE HIZO: Le conté la idea de este libro a Germán Pardo García-Peña en enero de 1998: le dije que quería escribir la biografía de aquel productor de Hollywood, Lester Brown, que tuvo que cambiar mil veces de nombre para sobrevivir al macartismo, al patrioterismo y al comercialismo de los Estados Unidos en los que vivimos todos. Y entonces, en menos de treinta segundos, Germán me dijo tres cosas que podríamos llamar "tres vaticinios": "emocionantísimo", "mi apellido también es Brown" y "el único problema que le veo es que le va a tocar leer mucho". Ese fue, en efecto, el primer obstáculo de todos. En parte porque tenía más cosas que hacer, en parte por perezoso, me demoré más de la cuenta en reconstruir los insólitos hechos de la insólita vida de Brown: sólo hasta abril de 2004, cuando entendí un poco mejor que Germán (que murió el 8 de agosto de 2003) siempre iba a estar pendiente de mis cosas, cuando terminé de organizar las notas de mi investigación y encontré los informes minuciosos del detective Mark Redfield (a quien le agradezco por haber estado, de incógnito, en el lanzamiento del libro), pude comenzar la redacción de estas páginas cargadas de nombres.
 
 
SE HA DICHO: "El hombre de los mil nombres, escrita por el bogotano Ricardo Silva Romero es, en palabras de su autor, “una biografía autorizada del difunto Lester Brown”, cineasta nacido en 1920 y asesinado en 1993 bajo el nombre de Philip Jacobs. Comparada con su producción anterior en narrativa, este libro “documental” se aleja de los escenarios y personajes propios de las obras previas, más no de la idea que está presente en toda la obra del bogotano, la búsqueda de otro que sustituya al Yo envuelto en una situación determinada (si en Relato de Navidad en La Gran Vía es el adolescente que entra a una casa ajena y entreteje su biografía con la biografía de los habitantes del apartamento que ha invadido, en especial con el más joven y cercano a su edad –el mismo Silva Romero–; en Tic es el abogado frívolo que, por razones que el autor no aclara, termina metido en el cuerpo del pediatra de sus hijos, quien a su vez entra al cuerpo del abogado; y en Parece que va a llover, si bien no hay una situación explícita de cambio de identidad, el mismo desplazamiento de la protagonista se convierte en una metamorfosis). De hecho –y esta es la idea que se busca probar aquí–, El hombre de los mil nombres se convierte en la prueba más clara de ese “fantasma” que es el hilo conductor de sus novelas, aun cuando Silva lo niegue". Andrés Sánchez, profesor universitario (en Otro lunes).

"El hombre de los mil nombres, por obvias razones, se convertirá en un libro de culto para los cinéfilos. Sin embargo, me parece importante resaltar que su trama no es excluyente ni de gueto. La aventura humana de su protagonista puede llegar a conmover a cualquiera. Fue un gran hombre y un genio pero sus mejores batallas fueron batallas cotidianas que recuerdan la idea central de It’s a Wonderful Life, de Frank Capra: ninguna existencia vivida a fondo es inútil.

Aunque este no es un libro fácil de definir. Es una mezcla de biografía y de relato policial. Es la historia de un hombre que es asesinado como Philip Jacobs pero que nació como Lester Brown y durante su vida tuvo otras identidades. Es la historia real y pública de Hollywood –es decir del oprobio y el esplendor, del vil negocio y el arte– y la desgarrada y admirable historia íntima de un productor a quien el cine lo salva de la locura y el suicidio y lo redime de sus dramas familiares y de la intolerancia de la sociedad en que vive. ¿Se trata de hechos reales o ficticios? Aceptemos, en gracia de discusión, que hay hechos reales y hechos ficticios. Hay testimonios en apariencia falsos, dichos por personas que existen o existieron y testimonios con fuerza de verdad dichos por personas en apariencia ficticias. Aquí lo falso, en forma deliberada, se entrelaza con lo verdadero. Las citas de libros, películas, directores y páginas de internet, que pueden o no ser ciertas, son un guiño que el narrador le hace al lector y una invitación a un juego de homenajes que lo obliga a permanecer atento. Pero este pequeño juego, divertido y encantador en sí mismo, hace parte de un juego mayor.

El objeto final de esta actitud mistificadora, paradójicamente, es decir la siguiente verdad: es imposible que esta productor de cine no haya existido porque necesitamos de sus maravillosas películas, porque sin ellas el cine se empobrecería irremediablemente. Por lo dicho antes, yo he leído El hombre de los mil nombres como una novela, pero desde luego su riqueza consiste en que puede leerse perfectamente como biografía, thriller policial o historia del cine. Es más, no estaría dispuesto a pelear con alguien que me dijera que vio una película de Philip Jacobs (o Lester Brown) como tampoco lo haría con alguien que me dijera que leyó un artículo de Pierre Menard en una revista francesa. Y, desde ya, compadezco a los libreros que se armarán un lío a la hora elegir un stand para exhibirla en las librerías. Entonces, retomando mi interpretación, diría con Vargas Llosa que las novelas son mentiras verdaderas, mentiras que proclaman la verdad de lo que somos o nos gustaría ser, en contra de lo que es el mundo. Por eso están en desacuerdo con la realidad y se proponen corregirla. ¿Lo consiguen? Cervantes, el primero, el gran maestro, nos enseñó que sí y que el novelista que no tenga la sólida convicción de burlarse de la realidad y ponerla a tambalear está perdido". Luis Fernando Afanador, crítico de libros de Semana.

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Comentarios (3)

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No se muy bien de que forma comunicarme con ud, sino a traves de un comentario sobre el libro que termine hoy, "Les" Brown parece un tipo que no existio, recurro muchas veces al portal de Internet IMDB en busqueda de la calificacion a la ultima pelicula que me vi, es una buena pagina, generalmete siempre encuentro todo, hoy fue la excepcion. Sigo muy de cerca sus publicaciones sobre cine en Semana, estoy de acuerdo con su apreciacion de Avatar, pelicula que todavia no la encuentro merecedora de un Oscar o de ser calificada como pieza de arte, no se que le ven, tambien me gusto mucho su opinion en el diario del tema donde propone, simplificando el articulo, la renuncia de todos los candidatos presidenciales para que Uribe se enfrente solito contra el voto en blanco, un experimento interesante pero por la cultura que tenemos los colombianos sabe ud y yo que no sera fructuoso para Colombia se una para derrocar una mascaradentro del "estado de opinion" que tanto defendio Uribe en la Tadeo...bueno ..el punto es q.. a traves de la conchudez q otorga el anonimato, porque ud no me conoce...es preguntarle cuanto diablos pagan por una opinion en el diario el tiempo...soy de Pasto...tengo 16 años...y solo quiero saber cuanto pagan por una opinion en el tiempo... en mi defensa de semjante pregunta esta el hecho de que debo que escojer carrera pronto...cine, literatura (otras)y simplemete me gustaria saber cuanto le pagan a ud por una publicacion en un diario como lo es el tiempo... muchas gracias, no se donde esperar una respuesta
Comentario realizado porJuan Cuéllar

USTED ESTÁ COMO ESCRITOR INVITADO A MI COLEGIO Y LOS CHICOS ESTÁN PREPARANDO LA RECREACIÓN DE SUS OBRAS, LOS DOCENTES LOS AYUDAMOS Y QUEREMOS QUE OBSERVE BIEN NUESTRO TRBAJO
Comentario realizado porelsa justina

ay, como largo el librito, pero no esta tan mal
Comentario realizado porcarlos mendieta

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