Alguien como tú

Calificación: **1/2. Título original: Someone like you. Año de producción: 2001. Dirección: Tony Goldwyn. Guión: Elizabeth Chandler. Actores: Ashley Judd, Hugh Jackman, Greg Kinnear,  Marisa Tomei, Ellen Barkin.

El éxito de una comedia romántica depende, al parecer, de dos factores: primero, de cómo se maneja la estructura básica de la historia –se conocen, se enamoran, se pelean y se reconcilian, pero ¿quiénes son?, ¿tienen novios?, ¿en qué trabajan?, ¿saben que están enamorados?, ¿por qué se separan?, ¿por qué es tan difícil que se den el beso de la última escena?-, y, segundo, de qué tan bien nos caigan a nosotros, el público, los dos, tres o cuatro protagonistas. Casi podría decirse, sobre este último punto, que ni siquiera importan los personajes, sino los actores, y que por eso, y para limitarnos al ejemplo de Julia Roberts, se entiende que soportemos a la odiosa super estrella de Notting Hill y a la peor amiga del mundo de La boda de mi mejor amigo.

Es cierto que Alguien como tú será más agradable en unos años, cuando la den por televisión un domingo por la tarde, pero también lo es que por ahora es una buena alternativa si uno llega a un centro comercial y no sabe a cuál de las películas entrar. Aunque desde el comienzo se sabe quiénes van a enamorarse, el arranque de la historia de amor es inteligente –la asistente de producción de un sensacionalista programa de televisión, Jane Goodale, se venga de los desplantes de su último novio mudándose al apartamento del mujeriego de la oficina e inventándose una exitosa teoría que compara a los hombres con los toros- y si no fuera por la enorme cantidad de lugares comunes, por el muy discutible carisma de Ashley Judd y por la torpeza de la pelea y la reconciliación finales, estaríamos ante una buena película.