Una verdad incómoda

Calificación: ***. Título original: An Inconvenient Truth. Año de estreno: 2006. Dirección: David Guggenheim. Presentado por Al Gore.  

Acá, desde este lejanísimo punto de vista, el ex vicepresidente norteamericano Al Gore ha parecido siempre ese personaje anodino, desanimado, gris, que tuvo que quedarse callado  cuando "perdió" las elecciones de 2000 con el desfachatado George W. Bush. Pero Una verdad incómoda, este escalofriante documental sobre los horrores que ha traído, trae y traerá el calentamiento global, consigue convencernos de que Gore es un padre de familia honorable, informado, irónico, valiente, apasionado, que no sólo es capaz de presentársele a un auditorio de miles de personas con las palabras "mi nombre es Al Gore: solía ser el próximo presidente de los Estados Unidos", sino que no duda ni un segundo a la hora de enfrentárseles a las grandes multinacionales que viven de despreciar el medio ambiente. Les pregunta, para despertarlas de un golpe, cómo pueden dormir por las noches si contribuyen a diario con la muerte de la naturaleza. Y entonces les cita una frase contundente del novelista Upton Sinclar: "no se le puede hacer entender algo a alguien si su salario depende de que no lo entienda".

Una verdad incómoda puede ser visto, pues, como el retrato de un político, este nuevo Al Gore, que en verdad quiere servirles a los otros, que en verdad parece querer servirles a los otros, pero es, sobre todo, un informe muy bien documentado (gráficos, fotografías, grúas, caricaturas de ranas, escenas de Futurama: todo le sirve a Gore para su exposición) sobre el estado de un planeta en el que, si las cosas siguen como van, respirar será cada vez más difícil. Podría decirse que se trata de un mensaje urgente, necesario, que muy pocos atenderían de no ser por lo llamativo, por lo inesperado que resulta el mensajero. Estaría bien afirmar que se trata de una película imprevista. Y que es eso, sumado a su evidente calidad, lo que ha contribuido a que se convierta en uno de los largometrajes norteamericanos más exitosos de 2006. Una verdad incómoda es, detrás de Fahrenheit 9/11 y La travesía del emperador, el documental que más dinero ha recaudado en las taquillas del mundo: un poco menos de 40 millones de dólares hasta hoy. Se rumora, en Hollywood, que se llevará el Óscar del próximo año.

Vale la pena ponerse al día en el tema del fin del mundo: por eso, porque logra afectarnos con un problema de hoy que solemos dejar para mañana, le perdonamos ciertas reiteraciones que confunden, ciertos deslices antibush que no vienen al caso, ciertas secuencias que se verán mejor en la agitadísima campaña política de 2008. Si el objeto de los documentales, como se ha dicho tantas veces, es hacernos prójimos de un extraño, Una verdad incómoda es dos misiones cumplidas: porque, aparte de hacernos sentir que Al Gore, el desabrido, es un tipo divertido que ha pasado por lo que pasamos todos, nos ayuda a darnos cuenta de que el planeta no queda fuera de nosotros.