Las llaves de casa

Calificación: ***. Título original: Le chiavi di casa. Año de estreno: 2004. Dirección: Gianni Amelio. Guión: Gianni Amelio, Sandro Petraglia, Stefano Rulli basado en la novela de Giuseppe Pontiggia. Actores: Kim Rossi Stuart, Andrea Rossi, Charlotte Rampling, Alla Faerovich, Pierfrancesco Favino, Manuel Katzy, Michael Weiss, Ingrid Appenroth. 

El desesperado Gianni se pregunta cómo conseguirá ser un buen padre de Paolo, el hijo con parálisis cerebral que abandonó en la cuna hace quince años ("mi esposa murió dándolo a luz: ni siquiera podía verlo a la cara", confiesa), y la serena Nicole, que en las últimas dos décadas no ha podido hacer otra cosa aparte de cuidar a una hija discapacitada, confiesa cuál ha sido su estrategia para soportar la angustia que produce haber traído al mundo un niño enfermo: "es bueno ser un poco superficial", dice, "ayuda a sobrevivir". Quiere aconsejarle a Gianni, ese padre ausente durante tanto, tanto tiempo, que, ya que ese viaje de Milán a Berlín lo ha animado a recuperar la relación, se concentre en las cosas pequeñas de la vida de su hijo, en la piyama nueva que necesita, en el desayuno que le gusta, en el programa de televisión que le interesa, para que la desesperanza no se apodere de todos por el camino. "A veces, mientras baño a mi hija, mientras la acaricio, me mira con ojos desesperados", confiesa la señora en una estación del metro. "Y entonces me digo: ¿por qué no muere de una vez por todas?"

Las llaves de casa es, en términos narrativos, una película imprecisa (ni los personajes secundarios, ni los hechos, ni los escenarios resultan indispensables para contar la historia), pero vence nuestra resistencia a punta de momentos tan humanos como ese. Recorre, sin el mismo encanto, los mismos caminos recorridos por Rain Man y El octavo día (es decir, redime a una persona en crisis, atrapada dentro de sí misma, por medio de un viaje en compañía de un discapacitado), pero consigue nuestra compasión al jugársela por aquella mirada libre de chantajes emocionales, derrota nuestra tendencia a exigir "más dramatismo" por medio de una serie de encuadres que reparan los vacíos del guión, e impide nuestro aburrimiento al hacer el sentido retrato de un padre que ha desenterrado, en pleno viaje, el amor que sentía por un hijo que estuvo siempre en su conciencia. En fin. Así, como una obra que gana la pelea por puntos, fue aplaudida por los espectadores del festival de Venecia de 2004.

Podría decirse, una vez superado el tema de su confusión narrativa, que todos los involucrados en Las llaves de casa se encuentran a la altura de las circunstancias. El cineasta italiano Gianni Amelio falla en la tarea de redondear la aventura, pero a la hora de la verdad, en vez de caer en sentimentalismos, conduce todo a un cuadro final que (gracias a Dios) se limita a dudar del futuro de aquella familia. Kim Rossi Suart, en el papel de Gianni, y Charlotte Rampling, en el de Nicole, logran sugerir un par de vidas que han pasado por el peor de los infiernos. Y Andrea Rossi, el adolescente discapacitado que encarna a Paolo, se roba la escena cada vez que la cámara lo mira. Se trata, sin duda, de tres poderosas razones para no descartar esta película.