Los amantes del círculo polar

Calificación: **1/2. Título original: Los amantes del círculo polar. Año de producción: 1998. Guión y Dirección: Julio Medem. Música: Alberto Iglesias. Actores: Najwa Nimri, Fele Martínez, Nancho Novo, Maru Valdivieso.

Porque podría decirse que Los amantes del círculo polar, la última película de Julio Medem,es un drama ensimismado, quizás podría asegurarse, un rato después, que ni siquiera se trata de un drama. Entonces habría que aceptar que más que todo es un palíndromo, y que, en consecuencia, ha sido filmado sin compasión hacia lo que se dice, pero con gran sensibilidad hacia cómo se dice. Quizás por eso, porque la película es tan fría como sus personajes, no se trata de un drama. Y quizás por eso, porque ha sido escrita y dirigida con una precisión alucinante, podemos llamarla un palíndromo.

Un palíndromo es una palabra o una frase que se lee igual de izquierda a derecha, que de derecha a izquierda. Julio Cortázar, en Lejana, el diario de Alina Reyes, da varios ejemplos: "amigo, no gima", "Anás usó tu auto, Susana", "salta Lenin el atlas". Julio Medem, fascinado con su propio apellido, y, sobre la base de un guión meditado, ha emprendido el proyecto de lograr una película que comience en su final.

Los amantes del círculo polar quiere ser, gracias a su puesta en escena, una simétrica antología de imágenes, pero al final resulta ser, para cualquier tipo de espectador, el romance imposible entre un hombre y una mujer, Otto y Ana, que se conocen cuando sólo son unos niños que afrontan los problemas de sus padres, se enamoran cuando son un par de jóvenes apasionados que acaban de convertirse en hermanastros, y más adelante, por culpa del destino de las tragedias, dedican el resto de sus vidas a buscarse. 

 Julio Medem sólo ha dirigido Vacas, La ardilla roja y Tierra, pero ya es un director célebre en España. Ha encontrado a su público por medio de sus hallazgos formales y sus fábulas sobre las posibilidades y las casualidades que le dan forma a la vida. Los amantes del círculo polar es, según parece, la menos hermética de sus películas. Pero es, en cualquier caso, una historia llena de símbolos obvios y diálogos innecesarios, y ha sido narrada desde dos puntos de vista subjetivos, el de Otto y el de Ana, que, sin embargo, no discuten, aumentan o corrigen los hechos.

Ese es el problema: Otto y Ana son dos personajes tan ensimismados, tan superiores y tan fríos que no parece posible que se hayan enamorado el uno del otro. Lo han hecho, por supuesto, en beneficio de las teorías que el director ha querido comprobar. Que, como el sol de los días del círculo polar, el amor nunca se acaba. Que, detrás de nuestras decisiones, se encuentran el azar y el libre albedrío, pero que, en medio de nuestra libertad, sucumbimos a las voces que mal nos aconsejan.

Ese es el problema: los personajes de Julio Cortázar, el escritor, pueden ser reflexivos, ensimismados y contradictorios, pero los personajes de Julio Medem, el director de cine, deben ser, como en cualquier drama, activos, expresivos y consistentes, porque, de lo contrario, pueden parecer seres sin rumbo, idiotas útiles, caricaturas atrapadas por los hechos.