Perder es cuestión de método

Calificación: **1/2. Título original: Perder es cuestión de método. Año de producción: 2004. Dirección: Sergio Cabrera. Guión: Jorge Goldenberg. Basado en la novela de Santiago Gamboa. Actores: Daniel Giménez Cacho, César Mora, Martina García, Jairo Camargo, Víctor Mallarino, Carlos Benjumea.       

Los valiosos largometrajes de Sergio Cabrera sospechan, sin perder el humor, que sus indefensos protagonistas sobreviven a pesar de los abusos de los poderosos. Resulta fácil conmoverse con las injusticias que denuncian, y admirar los atinados movimientos de cámara, los gestos divertidos de sus actores, las pretensiones satíricas de sus guionistas. Pienso que la más sorprendente, la más convincente de esas películas, es Técnicas de duelo. Y que la más dolorosa, la que mejor nos muestra como somos, sigue siendo La estrategia del caracol. Las tres entregas más recientes, Águilas no cazan moscas, Ilona llega con la lluvia y Golpe de estadio, tienen secuencias conseguidas, claro, pero sufren de una curiosa incoherencia narrativa que ni siquiera las risas logran ocultar.

Perder es cuestión de método se escapa, por poco, de pertenecer a este último grupo. Duele pero no convence. Hace reír pero no sorprende. Sus actores tardan en sentirse a gusto con las líneas que pronuncian, sus personajes se hacen amigos detrás de cámaras y su desconcertante música hollywoodense sólo funciona como parodia del cine policíaco. Es apreciable en lo técnico. Y acierta al extraer una sola historia (el periodista Víctor Silanpa investiga la trama macabra tras el empalamiento de un hombre en las afueras de Bogotá) de la novela de Santiago Gamboa. Pero su intriga, que tendría que empujar la narración hacia delante, resulta ser lo menos interesante de todo. Querría tener más espacio para explicar esta idea. La palabra "decepción", sin embargo, puede servirnos de resumen.