El viajero y el mago

Calificación: **1/2. Título original: Travellers and Magicians. Año de producción: 2003. Guión y Dirección: Khyentse Norbu. Actores: Tshewang Dendup, Sonam Lhamo, Lhakpa Dorji, Deki Yangzom, Sonam Kinga.  

De la pequeñísima Bután, una nación silenciosa en el sur de Asia, viene el segundo largometraje dirigido por el monje lama Khyentse Norbu. Se trata de una entretenida película de carretera que presenta, a los ojos descreídos de los espectadores occidentales, algunos de los valores fundamentales de aquella cultura perdida en los montes Himalaya: el respeto por los mayores, el culto a la naturaleza, el enaltecimiento del presente, el desprecio por el cigarrillo y la importancia de la risa dentro de las enseñanzas básicas del budismo se pasean por la pantalla mientras seguimos el viaje de un inconforme oficial del gobierno llamado Dondup (sueña con vivir en los paradisíacos Estados Unidos) desde la mañana que deja su aldea hasta la tarde en que el sabio que se encuentra en el camino termina de contarle una historia de amor reveladora.

En pocas palabras: el "no hay un lugar como el hogar" de El mago de Oz explicado, sin afanes ni pretenciones, a un público (el de occidente) que suele recibir este tipo de mensajes en célebres libros de autoayuda. Quizás por eso, porque en estos países se tiende a relacionar la sabiduría con los relatos de superación, los distribuidores han optado por agregarle una frase de Paulo Coelho al afiche de promoción de esta película. Úsenlo como prefieran. Si se sienten identificados con el autor citado en el cartel, imaginen en este filme enseñanzas como las de El alquimista. Si en cambio los textos positivos les producen gastritis, tengan en cuenta que los de El viajero y el mago al menos vienen de la fuente.