Reencarnación

Calificación: *. Título original: Birth. Año de producción: 2004. Dirección: Jonathan Glazer. Guión: Milo Addica, Jean-Claude Carrière, Jonathan Glazer. Actores: Nicole Kidman, Cameron Bright, Danny Huston, Lauren Bacall, Alison Elliot, Arliss Howard, Anne Heche, Peter Stormare.

Al principio no parece tan mala. Cuesta creer que profesionales tan brillantes como la actriz Nicole Kidman, el guionista Jean-Claude Carriere y el director Jonathan Glazer vayan a cometer la locura de contar, sin asomos de sentido del humor, sin apelar a las convenciones del cine fantástico, la historia de un hombre muerto, Sean, que regresa a la tierra convertido en un aterrador niño de diez años, para seguir viviendo una historia de amor con su esposa Anna. Queremos pensar que nos levantaremos de la silla con la sensación de que hemos visto un drama estremecedor, sí, y como al comienzo la protagonista vuelve a entregarse a su papel por completo, los diálogos resultan ingeniosos y la cámara se mueve al ritmo de la música, despacio, como en una meticulosa película de Stanley Kubrick, llegamos a la conclusión de que no quedaremos decepcionados.

Pero no. Cuando ya hemos llegado a la mitad de la historia tenemos más pruebas del desastre de las que habríamos podido imaginar: los actores se aburren de fingir que hacen parte de una obra maestra (los personajes se quedan sin nada qué decir, pobres, cuando Anna decide creerle al niño que es su esposo reencarnado), la trama se empantana de tal manera que convierte a la narración en una parodia de su primera media hora y la cámara se entretiene en alegorías enfáticas hasta lograr risitas entre los espectadores. Tiene una gran virtud: sin duda dividirá a los públicos. Y una escena de antología: un larguísimo primer plano de Nicole Kidman en la ópera. El resto es una especie de tortura.