Las invasiones bárbaras

Calificación: ***. Título original: The Barbarian Invasions. Año de producción: 2003. Guión y dirección: Denys Arcand. Actores: Rémy Girard, Stéphane Rousseau, Marie-Josée Croze, Marina Hands, Dorothée Berryman, Johanne Marie Tremblay, Pierre Curzi, Yves Jacques, Louise Portal, Dominique Michel. 

Y, ya que hablamos de Cristo, y ahora que importantes obras canadienses se toman los teatros de varias ciudades colombianas, vale la pena recordar una película de Denys Arcand titulada Jesús de Montreal. Se trata de un drama notable, reconocido por el Festival de Cannes de 1989, en el que un grupo de actores se enfrenta a la Iglesia Católica por culpa de una versión experimental del evangelio. Sorprenden, de aquella producción, su sensibilidad, su ingenio y su capacidad para indagar en ciertos problemas del mundo en que vivimos sin caer en falsos compromisos. Algo similar ocurre con Las invasiones bárbaras, el décimo largometraje de Arcand, cineasta nacido en Québec, quizás porque le perdonamos los peores lugares comunes (el yuppie de los noventa enfrentado al intelectual de los setenta, la drogadicta de buenos sentimientos) y nos concentramos, del todo, en los conmovedores esfuerzos de Sebastián, el hijo compasivo, por construirle un buen morir a su padre, Rémy, un profesor mujeriego que sufre las consecuencias de un cáncer incurable.

Las invasiones bárbaras es sensible, ingeniosa y lúcida en su mirada al mundo paranoico que los Estados Unidos han creado con la excusa del terrorismo. Sus personajes, tomados de La decadencia del imperio americano, un drama de 1986 firmado por el mismo director, nos tienen de su lado desde las primeras escenas: sus quejas contra la ineficiencia del sistema hospitalario canadiense y sus irónicos lamentos ante el fracaso de los grandes ideales son emotivas manifestaciones de sus fragilidades.