Una lección de amor

Calificación: **1/2. Título original: I Am Sam. Año de producción: 2001. Dirección: Jessie Nelson. Guión: Jessie Nelson y Kristine Johnson. Actores: Sean Penn, Michelle Pfeiffer, Dakota Fanning, Dianne Wiest, Laura Dern, Brad Allan Silverman.

Es para reír y llorar. Nada más y nada menos. Su vergonzoso título en español, Una lección de amor, que pretende explicarnos la película, nos centra, a diferencia del original, I Am Sam, en la búsqueda central de la historia: emocionar, conmover, chantajear. ¿Quién, con dos dedos de corazón, es capaz de quedarse así, como si nada, ante la historia de un adulto con el coeficiente intelectual de un niño de siete años, Sam Dawson, que tiene una hija angelical, Lucy, con una indigente que "sólo quería un lugar para dormir", y, después de establecer una profunda relación con la niña, sólo comparable a la de Charles Chaplin con "el niño", descubre que el Departamento de la Infancia y la Familia se ha empeñado en quitársela?

En el mundo de Sam, a medio camino entre el retardo mental y el autismo, todo tiene su momento y su lugar: los sobrecitos de azúcar de Starbucks, la cafetería en donde trabaja, siempre están en orden; los miércoles, sin falta, se reúne con su inolvidable grupo de amigos, y con Lucy, en el restaurante IHOP; los jueves es la noche de video y los viernes la del karaoke; y, si hay alguna pregunta, siempre está Annie, su vecina, que no es capaz de salir del apartamento pero está lista a citar cualquier canción de los Beatles para salir del problema. Como puede verse, todo está bien. Si el Departamento no pusiera en duda su capacidad como padre, ahora que la niña ha cumplido siete años y comienza a babear menos y a leer mejor que él, Una lección de amor jamás comenzaría.  

Pero comienza. Y reímos y lloramos. Una abogada ambiciosa y egocéntrica, Rita Harrison, acepta llevar su caso. Y entonces llegan las preguntas: ¿puede un hombre como Sam educar a una niña como Lucy?, ¿crecerá bien, en paz, la hija de un hombre con un retardo mental?, ¿es cierto que "lo único que se necesita es amor"? Una lección de amor responde de inmediato que sí y está convencida de que todos estamos de acuerdo: pierde interés por los hechos, deja de mostrarlos y comienza a explicarlos con palabras –"hoy era el primer día de la audiencia", dice Rita, "y te esperé pero nunca llegaste"-, y se centra, a la larga, en las escenas que puedan hacernos reír o llorar. Y funciona.           

Sabemos, en el fondo, que esta es una lamentable película de esas que dan en el canal Hallmark sobre desgarradores juicios de la vida real, una versión llevada al extremo de Kramer vs. Kramer -porque, claro, éste drama tampoco ocurrió-, pero no nos atrevemos a decirlo porque queremos a los personajes, es imposible resistirse a esa banda sonora repleta de canciones de los Beatles, el elenco es el de una obra maestra –Sean Penn, Michelle Pfeiffer y Dianne Wiest- y Dakota Fanning, en el papel de Lucy, resulta intocable, sonriente, inolvidable. Porque negamos su mediocridad. Por eso nos gusta. Porque es para reír, para llorar. Nada más y nada menos.