Deuda de sangre

Calificación: **1/2. Título original: Blood Work. Año de producción: 2002. Dirección: Clint Eastwood. Guión: Brian Helgeland. Actores: Clint Eastwood, Jeff Daniels, Anjelica Huston, Wanda De Jesus, Paul Rodríguez.

Y Clint Eastwood tampoco desfallece. Sus películas, rigurosas y meditadas, le han dado forma a nuestras culturas y se han convertido en importantes puntos de referencia para la historia del cine. No, no hay un vaquero como él. No hay un policía tan preciso como él. Y hay muy pocos directores, en las carteleras de hoy, que puedan mirar hacia atrás, como él, sin sentir que le han hecho perder el tiempo a los espectadores. ¿Quién podría negar que detrás de la decepción y la tristeza de Los imperdonables y Un mundo perfecto se encuentra la mirada de un maestro?

Deuda de sangre no decepciona, no, porque Clint Eastwood siempre conseguirá escenas inquietantes y narrará sus historias sin dar pasos en falso, pero es algo predecible y nos deja con la sensación de que la habíamos visto antes. El propio Eastwood, que es lo que llaman "un actor de carácter" –lo que significa, en realidad, que siempre hace muy bien el mismo papel- interpreta a Terry McCaleb, un detective del FBI que se ve forzado a retirarse por serios problemas cardíacos, y que, dos años después, cuando se somete a un transplante de corazón, se ve obligado a regresar a su trabajo para evitar que un asesino en serie, que lo admira y le deja mensajes en las escenas de sus crímenes, continúe en sus andanzas. Sí, la historia tiene giros impredecibles y coincidencias asombrosas, pero al final, cuando termina, se siente la sensación de haber visto un nuevo capítulo de las aventuras del mismo policía de siempre.

No, la película no tiene la culpa. Es, quizás, que esperamos demasiado de los directores que admiramos.