Enemigo al acecho

Calificación: ***. Título original: Enemy at the Gates. Año de producción: 2001. Dirección: Jean-Jacques Annaud. Guión: Jean-Jacques Annaud y Alain Godard. Actores: Jude Law, Joseph Fiennes, Ed Harris, Bob Hoskins, Rachel Weisz, Ron Perlman, Gabriel Marshall-Thomson.

Jean-Jacques Annaud, el gran director de El nombre de la rosa y El amante, filma relatos en los que los personajes se enfrentan, cara a cara, con las inconsistencias de sus propios valores. En Enemigo al acecho cuenta la historia de un duelo que podría cambiar el curso de la Segunda Guerra Mundial. Lo hace con la misma pasión de siempre. Y llega, de nuevo, a los abismos del lenguaje, la crueldad y el sexo. Aunque ésta vez, quién lo creyera, asume, para bien y para mal, las estrategias y la sensibilidad de dos excelentes películas de Steven Spielberg.

Eso significa que, para comenzar, Annaud compone una estupenda primera secuencia de combate, sólo comparable, en su horror y su oficio, al inolvidable desembarco de Rescatando al Soldado Ryan. Y que, por medio de una gran historia –para inspirar al atemorizado pueblo ruso, que resiste la entrada de los nazis a Stalingrado, Danilov, un periodista, convierte a Vassili, un inseguro francotirador, en un héroe nacional: los alemanes, preocupados, envían a Konig, un asesino impecable y calculador, a hacerle frente-, demuestra, una vez más, que la guerra es el infierno.

Es una lástima que, para conseguir la emoción del cine de Spielberg, Annaud ceda al efectismo y permita que los coros banalicen los momentos más desoladores del combate y los violines chirreen, nota por nota, la estupenda música de La lista de Schindler. Es una lástima que ceda a la tentación de contar un romance que no es necesario y en verdad no cabe por ninguna parte. Porque, de resto, Enemigo al acecho es una historia apasionante. Y vale la pena verla.