Hamam: el baño turco

Calificación: ***. Título original: Hamam. Año de producción: 1997. Guión y Dirección: Ferzan Özpetek. Actores: Alessandro Gassman, Francesa D'Aloja, Carlo Cecchi, Halil Ergün, Serif Sezer, Mehmet Gunsur.

También hay que reconocer el esfuerzo de las distribuidoras colombianas. Se han empeñado, todas, en traer películas de todo el mundo, y han ampliado, de esa manera, nuestra limitada cultura cinematográfica. Tanto, que ya casi nadie divide los estrenos en "tanta basura gringa" y "tan pocas películas brillantes en cualquier otro idioma y de cualquier otro país". Ahora se aplaude, sin pudores, lo mejor del cine americano. Y se duda, sin complejos, de lo peor del oriental, el latinoamericano y el europeo.

Hamam, de Ferzan Özpetek, un turco educado en Italia, no emociona ni afecta, pero sí nos hace verosímil la magia de una cultura muy diferente de la nuestra. El espectador asiste a la transformación de un aburrido matrimonio en crisis que, en la Roma de estos años, sobrevive gracias a una oficina de diseño y arquitectura. Francesco, el marido frío e inexpresivo, se entera de la muerte de su tía y viaja a Estambul a recibir su herencia: un baño turco. Marta, la esposa viva y apasionada, no soporta un día más la indiferencia de su esposo y comienza a ver con buenos ojos al tercer socio de la oficina.

La magia de Estambul, los rituales del hamam y la calidez de la familia que vive junto al baño turco, actúan, primero, sobre Francesco, y después, durante la última parte de la historia, sobre Marta. El espectador ve con agrado la transformación no tanto porque lo sorprenda –todo lo contrario: el director parece ser el último en enterarse de lo que está pasando con sus dos personajes de piedra- sino porque lo conduce al misterio de un mundo místico y ajeno.